Me había perdido esta polémica que trae Marina a Vaya Tele y que me parecía absurda en un principio, pero una total deslealtad a las intenciones originales del programa a medida que he ido avanzando en la lectura.
Pero pongámonos en antecedentes: programa de talentos musicales X Factor, que hemos visto en España de la mano de Cuatro y que, salvo decorado y matices sin mayor importancia para el formato final, es como Operación Triunfo. Pues bien, ahora parece que la producción del programa ha reconocido que, si bien los jueces evalúan a los concursantes en función de cómo cantan durante las actuaciones en directo, lo que los espectadores escuchan en sus casas ha pasado por un conocido programa de «filtrado de gallos» llamado Auto-Tune y que hace que todos los concursantes suenen mucho mejor de lo que originalmente cantan. Según explica la productora del programa, para que la audiencia tenga una experiencia mucho más agradable.
¿Cual es el problema que yo veo en este maquillaje de voces? Desde luego no que me muestren a todos los concursantes como un prodigio de la canción, sino que me «roben» los momentazos televisivos que aquí hemos podido ver, por ejemplo, con Esther y su ya mítica actuación en OT. Porque a mí, lo que me gusta de estos programas es ver a los concursantes fallar, equivocarse, desafinar, olvidarse de las letras o tropezar en una coreografía, si todos son perfectos es como ver Luar y entonces no me interesa.
Que la gente se eche las manos a la cabeza porque, de pronto, los que cantan mejor se ven afectados por los retoques que hacen a sus compañeros que no lo hacen tan bien y pasan a competir casi en igualdad de condiciones, es lícito, pero es no haberse dado cuenta de la realidad de este tipo de programas y de la industria discográfica en general, una realidad en la que no gana más el que mejor canta sino el más simpático, guapetón y mejor promocionado, independientemente de cómo cante en la ducha. Es más, en realidad en estos programas lo más habitual es que gane el que está gordo, el que es puteado por los profesores o aquel a quien sus compañeros hacen el vacío, aunque luego no vayan a vender un disco y sean los segundones los que se conviertan en cantantes de éxito.
El problema de que se usen programas de retoques de la voz no es su uso, sino que no se avise de ello, pero solo por dejar claro a la audiencia que al final lo que menos importa es la voz y que, voten lo que voten, el programa solo un gran anuncio de «proyectos de producto» en el que el espectador no tiene la última palabra… y la que tiene, se la retocan.
Me parece un FRAUDE, como bien dices, al menos, que lo avisen.
El problema de estos concursos es que la audiencia votante no es la misma que la audiencia que compra discos o va a conciertos.
Por eso triunfan en la música concursantes que no han ganado y algunos ganadores sufren el ostracismo tras su pequeña victoria.
Mi última entrada de blog va sobre un posible reality de cocina y el aprovechamiento (o no) del castellano como lengua universal en las cadenas nacionales http://seriestvtdt.blogspot.com/2010/08/cadenas-multinacionales-algo-por.html
y
Y hace poco loé la elección del profesorado en el reality de las joyas de la corona, aunque por lo visto en las votaciones también protegen a las personas que dan mejores vídeos y audiencia.