Estoy en China, si, en el lejano oriente, así que es posible que mi ritmo de posteo esta semana se reduzca notablemente, sobre todo a la vista del panorama televisivo que tengo en el hotel, donde tan solo he encontrado dos cadenas que no emitan en chino.

En mi viaje hasta aquí, dos experiencias audiovisuales interesantes, la primera, la exhibición de televisores 3D que tiene Samsung en la T4 de Barajas, absolutamente recomendable. Tienen 3 televisores, te dan unas gafas y puedes ver un vídeo demostración con distintos tipos de imagen, desde documentales con pececitos y osos polares nadando, hasta la clásica retransmisión deportiva. Alucinante, la verdad. No pensé que se fuera a ver tan bien, y es que el hecho de que sea televisión en alta definición incremente la sensación de realidad con respecto al cine en 3D, que no deja de ser un espectáculo maravillosos pero mucho menos nítido que una televisión HD. En realidad no es que sea más real, es que es tan perfecto que se convierte en una irrealidad que se puede tocar. Muy chulo y recomendable para cualquiera que pase por la terminal.

La otra experiencia audiovisual es mucho más tonta, pero también curiosa y corresponde al despegue y aterrizaje de los aviones de Finnair que nos han traido hasta aquí, aviones que permite tener la visión del piloto gracias a una cámara en el exterior que proyecta las imágenes en los monitores de los pasajeros. El despegue es curioso pero el aterrizaje es espectacular, pues empiezas a ver la pista al fondo de la imagen y ves como el avión va enfilando y acercándose, casi como si estuvieras en la cabina del piloto.

Y es que la televisión, en cualquiera de sus modalidades, puede aportar experiencias innovadoras, algunas muy complicadas, otras realmente sencillas, pero todas ellas muy entretenidas.