El principio del nuevo CQC no me ha dejado indiferente, desde luego, desde el perezón mental que me ha dado escuchar a Ana Milán hablar de «lo bién que se trabaja en Cuatro, el respeto que han tenido con ellas» hasta la primera sonrisa que me han arrancado rápidamente con la aparición de Manel Fuentes, JuanRa Bonet y Arturo Valls.
Ana Milán me gusta, en casi todos los papeles que le he visto interpretar me ha gustado, pese a que reconozco que puede empezar a cansar su pose borde y chuletilla. Por el momento yo sigo apostando por ella.
Silvia Abril también me gusta, aunque tengo un problema con ella, ha interpretado tantos papeles imitando a otros personajes, reales o no, que me cuesta sacarla del papel y se me mezclan todos, con lo que acabo viéndola como una especie de esperpento mediático que me impide reconocer su verdadera personalidad.
De Tania Sarrías no tengo opinión previa, pero no pinta mal.
El desarrollo del programa es idéntico al CQC de siempre, crítica social y política desde unas posiciones muy claras, acordes con la línea editorial de la cadena y que claramente expulsaran a una parte de la audiencia potencial, algo que nunca ha sido un problema en televisión y que, en mi opinión, es tan lícito como hacer todo lo contrario, que para eso tenemos el mando. Además ¿quién ha dicho que un programa de entretenimiento deba ser objetivo?
La pieza de Florentino Fernández ha estado muy simpática pero ¿el jefe de obra no es el mismo de Esta casa era una ruina de Antena 3? Pues va a ser que sí.
La verdad, el programa es tan parecido a lo que siempre hemos visto en el formato que poco se puede añadir. Si siempre te ha gustado CQC, te seguirá gustando. Si eres de los que nunca le ha visto a la gracia a sus chistes, podrás seguir durmiendo la siesta tranquilo.
Ah, que no se me olvide ¿Qué ha pasado con las famosas gafas CQC? ¿Problemas de presupuesto o simple reconocimiento de que el chiste ya no tiene gracia? Pero, si hace unos días apostaban con Pablo Motos a que se las ponía la princesa Letizia en menos de tres meses, algo que se han ocupado de recordarnos en el propio programa, hemos de suponer que aparecerán en algún momento. Despiste total.
Es Juanra Bonet no Arturo Bonet