Como diría mi querido Matías: pero ¿esto qué es? Pero ¿esto que eeeeees?
Para empezar escuchamos una voz en off presentando a las presentadoras (valga la redundancia) en lo que parece la última moda en Telecinco, tras practicar mes a mes en Sálvame. Y aparecen tres histéricas representando lo más estereotipado de la mujer de forma insufrible. La que más me molesta, la rubia barbie que se cree que está cañón y que mejor haría en tomarse un par de bocadillos antes de ir por la tele haciendo de buenorra ¡si hasta Kate Moss está más gorda que ella!
Entramos de lleno en el programa y lo primero que descubrimos con sorpresa es que nos encontramos ante una lista, no sé de qué, pero una lista, al estilo del desaparecido en combate G-20, del que lo último que supimos es que reaparecería en el late night acompañado de una copreesentadora femenina (y debe ser que en el casting han encontrado a estas tres y han optado por sustituirle a él definitivamente. No olvidemos que se trata de la misma productora: La fábrica de la tele).
Pero aquí no terminan las sorpresas: cámaras ocultas (que yo pensaba que estaban prohibida, pero se siguen viendo en todas partes), tomaduras de pelo varias, demagogia por un tubo y reportajes de «interés» vaya usted a saber para quién. Con una marcadísima personalidad femenina que sigo sin entender para un programa a estas horas y un patrón de emisión destinado a dificultar la fidelización
Pese a todo, las presentadoras no parecen nerviosas, el programa tiene ritmo y el barullo que montan entre las tres es más de lo mismo que tanto éxito tiene últimamente en televisión, así que no me extrañaría que acabara funcionando.
Geeeeeeeeeeniiiiiiiiiiiaaaaaaaaaallllll. Lo has clavao. jajajajajajajajaja