En EE.UU. se acaba de crear un movimiento en contra de Nickelodeon como representación del mal que el marketing hace en los niños pequeños. Parece que se ha aprovechado el estreno en una universidad del documental Consuming Kids, en el que se muestran las técnicas más oscuras para convertir a los niños en grandes consumistas. El documental puede verse en YouTube, troceado en varias partes, esta es la primera:
Tras esto, un grupo de madres asociadas bajo el nombre MAN (Moms against Nickelodeon) están movilizándose en contra de la cadena y pidiendo que esta deje de atraer a los niños con imágenes de pedos, pin-ups, lencería y otras formas cuestionables de marketing infantil. Entre sus críticas, el programa Lazy Town, en el que una jovencita convive con un señor de unos 30 años y con ningún otro ser humano, en un ejemplo que estas madres consideran terrible para la juventud y que ilustran con imágenes como esta.
Consideran que la serie hace que las niñas vean normal la convivencia con un hombre mayor y quieran hacer lo mismo.
Personalmente, creo que las cosas sacadas de contexto pueden llegar a ser todo lo decentes o indecentes que uno quiera hacer ver y en este ejemplo de Lazy Town se me ocurre ponerme en el lado contrario y preguntarme, si estas madres consideran antinatural que una niña jovencita viva con un señor de más de 30 años ¿qué opinan de las familias monoparentales dónde los niños viven solos con su padre? ¿es eso antinatural también? A veces las cosas son tan sucias como las mentes de quienes las ven y protestan por ellas, mientras los más pequeños de la casa sólo se divierten inocentemente.
Que las cadenas infantiles son puro marketing y pretenden comer el coco a los crios para que sigan ahí pegados a la pantalla y sólo se levanten para pedir juguetes de las marcas que patrocinan las cadenas ¡pues claro! Como todo en esta vida en los paises desarrollados, marketing y más marketing, desde las jugueteras hasta los políticos, pasando por los fruteros, los vendedores de coches y los promotores inmobiliarios. Por eso hay que enseñar a los más pequeños a convivir con ello, a entenderlo y a manejarlo inteligentemente o, mucho más sencillo aún, apagar la televisión, que es la opción más directa y sencilla que tenemos, como nos recordaba hace un par de días AgenTV.
Hay madres ultraprotectoras que pueden ver todo el mal que quieran allí donde miren. Sí, Pumuky era un duende que vivía con un anciano (a saber qué pasaría cuando no miraban las cámaras) el profesor Popsnagle era un anciano que se rodeaba de niños y los metía a todos en un autobús volador quién sabe con qué fin, Epi y Blas eran dos tipos que dormían en la misma habitación con unos cauntos años a sus espaldas y no parece que fueran hermanos… malos ejemplos, siempre malos para los pequeños pero luego resulta que los que realmente están tarados son sus padres.