Medir la audiencia de las cadenas en función de otras que se consideran menores o menos competitivas puede interpretarse como un insulto. Titulares como «De repente los Gomez por detrás de Bones» pueden sonar a menosprecio de una cadena como La Sexta, que compite en igualdad de condiciones que el resto y que nadie debería ver como segundona. Sin embargo, es una realidad que cadenas como Cuatro y La Sexta siguen viéndose, por parte del resto de canales y de los propios analistas, como jugadores menos peligrosos en este competitivo mercado de las audiencias, aunque sólo sea porque han llegado más tarde o porque su cobertura no es la misma.
Y sin embargo, ahí están, logrando excelentes resultados noche tras noche, algunas de ellas incluso superando a sus más feroces rivales con series excelentes como Bones, que bien merece este buen resultado, independientemente de la calidad de la nueva apuesta de ficción de Telecinco.
No he tenido oportunidad de ver De repente Los Gomez: en su estreno porque no estaba en España y ayer porque, simplemente, no me apetecía nada y fuí de las que vió Bones primero y dos episodios de la ñoña 90210 después. Y me temo que a este paso no la voy a ver, pues su escueto 9,2% de share y el insistente anuncio de que vuelve Hospital Central, no auguran nada bueno. Y eso que el miércoles no es uno de los peores días para estrenar, pues la competencia, quitando Física o Química, no es de grandes números.
Acompañando el fracaso de Alicia Borrachero y sus compañeros, G-20 hizo ayer su mínimo también, con apenas un 7,2%, pese a lo orgulloso que Risto dice sentirse de su programa. Ocasionalmente he vuelto a verlo, la última vez hace un par de días, cuando contemplé con sorpresa que habían llevado a plató al brujo que afirma haber lesionado a Cristiano Ronaldo. La sola idea de que otro programa más de Telecinco se sume a la costumbre de dar pábulo a los frikis que harían cualquier cosa por su minuto de gloria me da repelús, y sobre todo, mucha rabia. Creo que Risto podría haber convertido este programa en un verdadero ranking dónde denunciar las cosas que cada día nos dejan boquiabiertos al escuchar la radio o leer la prensa, un sitio en el que hacer crítica y denuncia de corrupciones políticas, decisiones judiciales de risa o prácticas empresariales de dudosa ética, y sólo con eso ya tendría para rato. Sin embargo, pierde el tiempo en cotilleos de patio de colegio, sobre la apariencia de algunos políticos, sobre la indicutible torpeza de algunos periodistas y, no puede faltar, la manía persecutoria a Fernando Alonso.
Presume Risto de que en Telecinco le dejan hacer lo que le da la gana y criticar a quién le place, pues peor me lo pone, casi preferiría pensar que su pobre lista es fruto de las clásicas presiones «de arriba» y que, en total libertad, sería mucho más fino y seleccionaría a sus objetivos con mayor sentido crítico, aunque sólo fuera por ser coherente con su amenaza inicial.
Tal como va la cosa, a este paso le alargan un poco más el programa al flamante ganador del premio Ondas, Jorge Javier Vazquez, y su troupe y nos los ponen en al access prime time también. Que no digan que les explotan, que tienen tiempo para cenar entre Pasapalabra y Piqueras.
Sobre G-20…
por un lado me alegro de que se esté hundiendo (empezó con un inmerecido 21% de share)… pues es un programa de una alarmante baja calidad (chistes sin gracia, refritos, y todo lo que tu comentas…).
Pero tambien he de decir que, en pequeñas cosas, me ha sorprendido:
1)
El otro día Risto mencionaba al hormiguero de Cuatro !!! En telecinco existe la norma de jamás hablar de ningún programa de otra cadena.
2)
Tambien lo he visto criticar a una empresa privada (un fuerte anunciante)… Sanitas ! Algo tremendamente valiente hoy día.
Pero todo lo demás… basura.