Mañana se estrena en Cuatro la nueva temporada de House, la sexta ya, que en EE.UU. lleva emitidos cuatro episodios y que está demostrando cómo puede mantenerse una serie de éxito durante cinco temporadas, más esta que da comienzo.
Hace dos años House daba un importante giro de tuerca a su planteamiento, con la desaparición de algunos de sus principales protagonistas y su «casting en directo» de los que serían sus sustitutos, alguno de los cuales fue cayendo por el camino por exigencias del guión o de la Casa Blanca. La quinta temporada quizá haya sido la más floja de todas y por ello al final de la misma se empezaron a plantar las semillas de un nuevo cambio de rumbo para esta sexta edición.
Sin spoiler alguno para quién todavía no haya visto nada de esta nueva temporada que empieza, decir que House parece haber vuelto con renovados brios. Su premiere, de duración extendida, podría perfectamente haber sido una película y, al mismo tiempo, su guión podría haberse extendido a lo largo de toda la temporada sin sufrir abandono alguno por parte del público. Es sin duda un pedazo de episodio que debería ocupar un lugar privilegiado en la lista de favoritos a ganar el EMMY al mejor drama el próximo año. Pero es que los dos siguientes episodios no defraudan, logrando que en apenas unas semanas se olviden todas las reticencias sobre la salud de la producción que la quinta temporada haya podido despertar en el espectador habitual.
Si habías abandonado la serie, puede que este regreso te devuelva las ganas.
he visto los tres primeros capitulos, y estoy de acuerdo con todo lo que dices. Creo que lo han hecho genial…