A veces los malos resultados deportivos que, a priori, pueden echar por tierra una importante inversión en derechos de emisión, se convierten en un salvavidas inesperado que redondea los datos del mes y hace salir victoriosa a una cadena necesitada. Me refiero por supuesto a Telecinco y su Copa Confederaciones, un campeonato menor que ha logrado, por la evolución de la selección nacional, por la presión promocional de la cadena y por la falta de otras competiciones que echarse a la tele, convertirse en un negocio rentable que ha levantado las audiencias del canal en un momento en que realmente lo necesitaba.
Y lo mejor del asunto es que la eliminación de España en semifinales ha supuesto la guinda a las buenas audiencias, colocando el partido por el tercer y cuarto puesto un domingo a esa hora tonta en que no hay nada mejor que tirarse a hacer la digestión viendo la tele y logrando así un 30% de share, que además lograron que subiera hasta más del 36% en una prórroga que captó la atención de más de tres millones y medio de espectadores. Evidentemente, nada que hacer frente a los seis o siete millones que un partido de Champions o Eurocopa logran un día de semana en Prime Time, pero muy decente para un domingo en la sobremesa, donde las mayores audiencias están entre el 15-20%.
Después de ver sufrir a los nuestros, cualquier futbolero sin nada que hacer no podía perderse la final, y el enfrentamiento entre Brasil y EE.UU. logró también liderar la noche con un 36,6% de share, al que solo faltó forzar una prórroga que rematara los buenos datos. Pese a todo, Telecinco no puede quejarse: compró una competición hasta el momento desapercibida y con ella se ha apuntado una ventaja sobre sus competidores que hacía mucho tiempo que tenía perdida. Es posiblemente flor de un día (no hay más que ver como el arrastre del fútbol no logró otorgar buenos datos al estreno de la segunda temporada de Guaypaut, ni a la nueva serie Un golpe de suerte, por no hablar del catastrófico estreno de El topo el pasado jueves, sólo comparable al de La vuelta al mundo en directo de Antena 3), pero al menos ha logrado salvar la cara en un mes tan tontorrón como difícil como es el de junio.