¿Cuantísimas veces hemos visto en nuestra querida televisión patria como las cadenas se agarran a un formato que funciona y lo exprimen hasta la saciedad? Ocurre sin ir más lejos con las series de televisión que funcionan, a las que a duras penas se les da descanso cuando funcionan medianamente bien y el repuesto no consigue rendir en la misma franja.
El último ejemplo de esta mala costumbre es Fama, concurso revelación de la pasada temporada que vio como la audiencia se descalabraba al terminar, sin encontrar nunca un repuesto que lograra igualar los resultados conseguidos por la escuela de bailarines. En este caso, se optó primeramente por una versión infantil, aquel Fama School que no pasará a la historia de la televisión, ni siquiera a la particular de la cadena. Tras aquello, la segunda edición de Fama se presentó en las pantallas de Cuatro cuando debía y fue, nuevamente, una buena ración de éxito para la sobremesa, apoyada también por los contínuos fracasos de la antes potente Telecinco.
Esta segunda edición se ha alargado casi cinco meses y el vértigo a volver a perder la audiencia de golpe ha conducido a Cuatro a un invento en el que repescan bailarines de las dos ediciones para una reedición del formato en la que se compite por equipos, demostrando entre otras cosas que muchos de aquellos bailarines de la primera edición que se nos vendían como maravillosos y con un futuro prometedor, se han quedado en bailarines de televisión, destinados a cubrir las necesidades de piruetas de algunos programas de la parrilla. Nada que objetar por otra parte a que se ganen la vida haciendo lo que les gusta, pero si un elemento a tener en cuenta para quienes aspiran a llegar a lo más alto con apariciones en programas de talentos en televisión.
Sorprendentemente, las audiencias del programa no han caido, se mantienen entre el 7% y el 9% de share, más cerca de este último dato, y los espectadores no parecen estar cansados en absoluto, como tampoco lo parecen profesores y presentadores, salvo en el caso de Rafa Mendez quién, pese a su escaso vocabulario, parece tener la cabeza mejor amuebada de lo que suponíamos y no está en esta nueva edición refrito del programa.
Ante la buena acogida del programa, algunos directivos de Cuatro ya están pensando en seguir con la sesión continua de Fama y ofrecernos, tan pronto termine la actual y ya entrado en el veranito, lo que se llamaría Fama Beach, una versión del programa tipo roadshow que se pasearía por las concurridas playas españolas para traenos lo mejor del verano en formato bailoteo. ¿A alguien le suena igual de mal que a mí? Pues según cuentan en El Confidencial, parece que si, que no soy la única que piensa que están a punto de reventar el formato por un excesivo ansia de share y habría una importante discusión en Cuatro sobre si debe sacarse adelante el proyecto.
Ya no estamos hablando únicamente de cansar a la audiencia ofreciendo siempre lo mismo pero con pequeños matices, sino que profesores y la propia Paula Vazquez, por muy profesionales que sean y muy entregados que estén a la causa, no pueden vivir en un permanente día de la marmota o su rendimiento se verá seriamente afectado y, en consecuencia, la calidad del programa también. Formar parte del equipo que hace un programa de televisión, sobre todo si es en directo, exige creatividad y naturalidad y esta no parece ser la mejor forma de conseguirlo ¡con lo bien que iría Gossip Girl en ese hueco de la parrilla!
Cansados andamos de Fama. De que algo funcione y que no le den descanso a los telespectadores para que cojan la nueva temporada con ganas. Esto parece ya más una novela que el formato original. Pero ellos sabrán qué hacen con su cadena.
De Gossip Girl mejor no digo nada, que me delato 😛