La rapidez con la que se estrenan las series internacionales hoy en día y la creciente competitividad entre cadenas están haciendo del encargado de compras de las televisiones un muy importante personaje en la estructura organizacional de estas empresas. Por una parte debe ser un profesional muy al tanto de todo lo que se está haciendo en EE.UU. principalmente, lo que está por por venir, lo que tiene visos de triunfar y lo que está funcionando ya aunque inicialmente no contara con buenas expectativas. Estar al tanto de todos estos elementos no es un trabajo tan sencillo como era antiguamente, donde bastaba con estar pendiente de formatos interesantes y audiencias continuadas de las series para lanzarse a la aventura de comprar. Ahora esto ya no basta, pues esperar varios meses o incluso semanas a que una nueva serie triunfe puede suponer que la cadena de enfrente se haga con los derechos antes que uno y convierta tu prime time en un pozo sin fondo.
Por eso, hoy en día las cadenas reparten ojos y orejas a todos el mundo para que no se pierda un solo detalle de lo que se cuece al otro lado del charco y se empiezan a comprar derechos de series aun no estrenadas y que pueden llegar a ser un fracaso o terminar siendo canceladas antes de tiempo pero que, por el ruido que han hecho en su preproducción, se estima pueden ser el nuevo gran éxito de la temporada. Casos como el de Cuatro comprando los derechos de Dollhouse antes incluso de que se haya estrenado en EE.UU. y con todo el mal augurio que trae consigo, tras numerosos parones y retrasos en la producción y tras recibir el fatídico slot del viernes para su estreno, sólo pueden justificarse con la atención prestada a la figura de su creador Joss Whedon y el miedo a que termine por convertirse en pieza de culto conseguida por un tercero.
Esta capacidad de estar muy atento a lo que viene no tiene demasiado mérito, pues basta con tener unos cuantos empleados leyendo la abundante información que se genera en torno a las series y otros formatos nuevos. Pero no se pueden comprar los derechos de todo aquello que viene con un gran nombre detrás o unos protagonistas conocidos, el verdadero elemento diferencial es el de quién sea capaz de encontrar el equilibrio perfecto entre no comprar demasiado pronto y no permitir que se le escape lo bueno, casi como si estuviera en una subasta en la que además tiene el inconveniente de que no ve al resto de pujadores.
Hola Susana:
Dado el dinero que cuesta comprar una serie, las cadenas deberían ser cautas. Creo que Cuatro con «Dollhouse» está intentando jugar sobre seguro por el éxito de los anteriores productos de Whedon. Claro que ¿comprarla antes de que se estrene? Es una estupidez, porque si tantos problemas les está dando sin todavía haberse emitido, pueden estrellarse a las primeras de cambio, lo que sería un dinero perdido para la cadena. Pero si la cosa sale bien, probablemente la jugada sea acertada. El tiempo lo dirá.