Ayer, gala de entrega de los premios TP de la televisión emitida en La Sexta y con un resultado bastante pobre de audiencia. La gala en sí tuvo un enorme problema: era en diferido y se acababa realmente tarde para ser un martes, una pena porque la ceremonia no tenía mal ritmo y, pese a que los galardonados no tenían ese límte de 30 segundos para hablar que hace apenas unos días impusieron a los premiados en los Goya, no hubo discursos largos y aburridos y, como consumidora compulsiva de televisión, me pareció que era medianamente entretenida.

No entendí la presencia de Ana Obregón en plan reinona cuando lleva todo el año sin pasar por televisión más que para hacer el tonto en los programas del corazón, ni entendí que apareciera Efrén Reyero para presentar otro de los premios cuando hay montones de profesionales, mejores o peores, que se han ganado ese sitio mucho más que él o que Rafa Méndez siga sin hilar una frase completa utilizando palabras del diccionario español).

Muy tierna la presencia y el agradecimiento de Manuel Alexandre e incluso las sentidas lágrimas de Patricia Conde, pero todo lastrado por el dichoso diferido.

Las principales críticas que he visto hoy por la red han ido dirigidas a la calidad de los programas premiados, especialmente la serie Sin tetas no hay paraiso, frente a las pedazo de series que reciben los premios internacionales, más concretamente los EMMY. Es cierto que las comparaciones son odiosas, pero no es menos cierto que el hecho de que unos premios sean dados por el público (un público muy concreto además) y los otros los decidan profesionales del medio no puede quedar como una anécdota.

Si aun no has visto la lista completa de premiados, puedes consultarlo aquí. (Iba a enlazar a la lista oficial en la web de TP pero es que no le encuentro y sólo veo fotos de los premiados que ni siquiera son de la gala de ayer).