Hace ya un par de meses, os hablaba del lanzamiento en España de Slingbox, el aparato que, conectado al televisor y con el software necesario en el portatil, permitía ver la televisión de casa desde cualquir lugar del mundo.
Pues bien, los responsables del producto en EE.UU. han dado un paso más en la carrera por deslocalizar los contenidos y ahora publican en su página web cientos de contenidos audiovisuales totalmente gratuitos. Desde series de televisión como Padre de Familia o Alfred Hitchcock presenta hasta películas pasando por otros programas de televisión como el ya famoso 60 minutes. Horas de entretenimiento televisivo al alcance de cualquiera. Bueno, miento, al alcance de cualquiera que viva en los EE.UU., pues nuevamente nos encontramos con montones de programas que no pueden ser vistos desde España debido a las siempre incómodas y ya caducas restricciones geográficas.
Sea como sea, lo importante de este movimiento es la posibilidad, cada día más frecuente, de ver todo tipo de contenidos televisivos en plataformas que no son la propia cadena que los encarga, convirtiendo la explotación de estos contenidos en algo mucho más complejo para los que ostentan la propiedad de los mismos pero mucho más cómodo y gratificante para quienes quieren verlo, que se liberan de todo tipo de restricciones (siempre y cuando vivan en el país de origen, claro, los demás tenemos que esperar, pero todo llegará).
La competencia en television, podemos decir que ha pasado de ser un juego entre cadenas a convertirse en una batalla entre contenidos individuales, y la relación de las cadenas con estos contenidos empieza a difuminarse cada vez más. En poco tiempo, los programas hasta ahora limitados a la televisión, se han vuelto accesibles desde las webs de las cadenas, en plataformas conjuntas creadas por estas mismas cadenas y ahora también en agentes externos haciendo, entre otras cosas, cada vez más innecesario descargar los programas de redes P2P, al estar ya disponibles en streaming en múltiples plataformas.
Con estos mimbres, es de suponer que en unos años, una vez globalizadas las explotaciones de estos contenidos en su lengua original, descagarse un episodio para verlo cuando uno quiere será una actividad solo desarrollada entre aquellos que quieren coleccionar los capitulos para guardar en un cajón (digital o no) y poner la televisión se convertirá en una ardua pero fantástica tarea de selección. Alguien debería empezar a plantearse invertir en organizarla toda.