Hace días que Gonzalo publicaba en su blog una interesante reflexión acerca de la necesidad o no de la televisión pública. En su entrada, invitaba a varios bloggers, entre los que me encuentro, a participar de la conversación y allí estuvimos, mostrando nuestras ideas sobre lo que debe ser una televisión pública, sobre la necesidad de que exista en los tiempos que corren y sobre su modelo de financiación.
Unos días despues de esta interesante discusión, me entero, también a través de Gonzalo, de que El País publica hoy una información sobre la partida presupuestaria asignada al Ente Público, información que me deja perpleja. En ella se afirma que el dinero destinado a la televisión pública, esa que pagamos todos y que suponíamos estaba en proceso de apretarse el cinturón para sanear su deuda y para superar el momento de crisis, no sólo no se aprieta nada, sino que va a gastar mucho más que en años anteriores, nada menos que 600 millones de euros.
Para alegría de las televisiones privadas, la pública reducirá sus pausas comerciales a nueve minutos, algo que los espectadores ni siquiera notaremos, pero que el resto de los canales insisten en que es muy importante porque les permite llevarse un trozo más grande de la tarta publicitaria. Como bien señala Gonzalo, si ese trozo de tarta que deja de ingresar TVE en concepto de publicidad, lo tiene que cubrir con los presupuestos del estado, es decir, con el dinero otrora destinado a hacer carreteras, hospitales y demás cositas bonitas y no por demagógicas menos ciertas que se nos ocurran ¿que queréis que os diga? Casi prefiero que lo pague Carrefour.
Con datos como este, no es de extrañar que algunos pongan el grito en el cielo cuando Mira quien baila contrata a personajes de relumbrón como los de esta nueva edición, destinados a conquistar a una audiencia que, por muy buenos datos que otorgue a la cadena, no servirá para hacerle ganar más dinero, puesto que, si no puede emitir tanta publicidad como su audiencia le permitiría encajar ¿de qué sirve gastar mucho para tener buenos ratings? Parece una suma elemental que algunos no hay hecho todavía.
Chica, ¿no estás ignorando que aunque no se puedan ubicar más anuncios se puede incrementar su precio?
Eso sí, los presupuestos de ciertas producciones son injustificables. Por esas cantidades se podría emitir películas y series que tendrían muchísima audiencia (si ese fuese el objetivo de una televisión pública). No olvidemos que cada día es más raro ver cine por televisión, pese a que el público lo recibe de muy buen grado.