Este fin de semana era noticia el lanzamiento por parte de YouTube de su Screening Room, lo que podríamos traducir como su sala de proyecciones, un cine de tamaño universal donde proyectar las creaciones de todo aquel creador que decida estrenar su obra en la red de la mano de este nuevo exhibidor.
Desde que se anunció el lanzamiento, las opiniones en torno a lo que esto puede significar han ido muy en la línea de cómo los grandes productores de contenidos pueden volverse hacia la red, que les permite una mayor audiencia y por tanto una buena posibilidad de aumentar sus ingresos por publicidad o por el pago por visión, aunque sea un módico precio (recordemos que si el público objetivo es todo el mundo, las posibilidades de ingresar millones a cambio de unos pocos céntimos por individuo son muy grandes).
Si bien estoy de acuerdo en que esto es una posibilidad que ya está aquí, como prueba los dos días que hemos tardado en tener noticias del acuerdo entre Seth McFarlane y Google para la producción de contenidos exclusivos, no es menos cierto que el volcado de los creadores a la red y el desabastecimiento de la televisión está lejos de ocurrir. Disiento de aquellos que opinan que los proveedores de contenidos en la red se van a comer a las televisiones, fundamentalmente porque aun hay muchos millones de personas que están única y exclusivamente frente al televisor y porque el acceso a internet desgraciadamente está muy lejos de ser universal.
Para cuando hayamos resuelto ese problema, será una simple cuestión de convergencia, la televisión, entendida como el aparato del salón, tendrá una conexión a internet y será tan natural navegar como cambiar de canal (ya algunos fabricantes empiezan a integrar en sus nuevos televisores sistemas que permiten ver vídeo de la red). Ver la ABC, la NBC o Telecinco será una elección entre ver el directo de la cadena o los contenidos que esta misma ofrece en su propia página web y el espectador no será consciente de qué es lo que hay detrás de ese contenido que está viendo, ni deberá importarle, del mismo modo que hoy en día no se para a pensar, la mayor parte de las veces, si lo que está viendo es una señal en directo o un contenido que está saliendo de una cinta de vídeo o mejor aun, ya directamente de un disco duro de un gran ordenador central.
El gran cambio pues será la incorporación a la oferta global de una ingente cantidad de canales que tendremos que aprender a manejar, a discernir, a elegir y que finalmente, como en todo, acabarán por seleccionarse de forma natural.
Movimientos como el de YouTube Screening Room creo sin embargo que deberían ir más enfocados al mercado independiente, al más minoritario, a ese que no es capaz de sacar la cabeza en un sector donde priman otras prioridades, como el éxito de las audiencias y el dinero, pero que en este tipo de iniciativas pueden tener mayor éxito, gracias a una mayor exposición a la amplitud del mercado y a esa tan traida larga cola, que permite que los pequeños nichos de mercado tengan una posibilidad real de ser economicamente rentables. Si las posibilidades que ofrece la nueva economía generada por el 2.0 van a terminar explotando las mismas cosas que la vieja economía no habremos avanzado nada y será una pena, porque hay mucho talento esperando una oportunidad.
Muy de acuerdo. Lo esencial es que nada va a sustituir al broadcast en términos de cobertura durante bastantes años. Y eso le da la masa crítica para invertir y rentabilizar los proyectos que nos emocionan que son, en realidad, una cantidad muy pequeña de todo lo que hace la industria.
La pregunta retórica de Enrique «cuanto tardará…» depende mucho de lo que consideremos mucho o poco. Sin duda, le quedan muchos años, lo que no quiere decir que buenos productores se lancen plantear proyectos para la web con sus «economics» y su idiosincrasia.
Yo veo screening room como un movimiento para acumular más contenido monetizable frente al UGC y, desde luego, para aprovechar lo que realmente es YTube ya: el buscador universal de vídeo. Ellos se pueden permitir muchas cosas y pueden abarcar muchas, pero de momento no son creadores de ficción.