Interesante artículo en el Chicago Tribune sobre las peculiaridades del trabajo de guionista en la industria televisiva americana. A partir de una charla impartida en Northwestern University’s School of Communication el artículo destaca algunas de las cuestiones más importantes que debe tener en cuenta un aspirante a guionista, e incluso los propios profesionales, si quieren sacar adelante sus proyectos con éxito.
Lo que me ha llamado la atención son dos o tres cuestiones que creo diferencian tremendamente la forma de trabajar de aquella industria y la española, diferencias que probablemente tengan mucho que ver en el gran éxito que cosechan los buenos productos allí y la diferencia de comportamiento de los directivos aquí, que ven con sorpresa como algunas series se dan un tremendo e inesperado batacazo a pesar del dinero y esfuerzo invertidos en su producción. Hablo por ejemplo de la sana costumbre de pasar los pilotos por un estudio cualitativo antes de tener la versión definitiva. Estos grupos, en los que se ven representados los targets a los que van dirigidas las diferentes piezas, son básicos a la hora de detectar errores de conceptualización que pueden dar al traste con un gran proyecto. En el ejemplo que se nos ofrece, CSI no hubiera sido nunca el gran éxito que ahora es si los primeros episodios no hubieran ido educando al espectador hasta conseguir que no mostrara rechazo hacia lo gore de muchas de sus escenas, un rechazo que quedó muy patente en el pase del episodio piloto y que hubo de ser corregido antes del estreno. Este es tan solo un ejemplo de los cambios que sufren los pilotos en los estudios cualitativos, unas pruebas a las que no me consta que se presenten los proyectos españoles y que dan con retiradas fulminantes de los proyectos recién estrenados.
Lo mismo ocurre con el tratamiento que se le da a la música. Muy pocas son las series españolas que dan verdadera importancia a este factor y, en muchos casos, puede ser parte de su éxito y parte de la historia que se cuenta. El ejemplo reciente más claro lo encontramos en Caso Abierto, que en cada uno de sus episodios nos remite a la época en que tuvo lugar el delito gracias a una excelente selección musical de aquel momento.
También es detascable el comentario que hace Marg Helgenberger respecto a determinados momentos de gran tensión que se resuelven por medio de la contención, diciendo mucho más con lo que se calla que con lo que se podría haber dicho. Este ejemplo se practica bien poco en la ficción española, donde parece que el público es tonto y todo debe ser explicado al milímetro por medio de diálogos que acaban siendo obvios y estropeando lo que podría haber sido una gran escena.
Y estos son solo algunos de los consejos que se ofrecieron en una charla donde seguramente estaban presentes algunos de los futuros grandes guionistas de Hollywood, para los que el consejo más importante de todos fue pasar el corrector ortográfico antes de enviar tus proyectos a los ejecutivos del sector.
En España eso no se puede llevar un piloto a un estudio cualitativo ya que aquí los argumentos de las series van cambiando por cada 4 capítulos. Las series de Estados Unidos se ven planteadas, hilvanadas, con una correlación de acontecimientos que marcan el curso de la serie y de la temporada. En España se mete a una actriz que esté buena, y si sube la audiencia ahí se queda, si no la sube, pues a improvisar otra estrategia, que sólo nos queda una semana…