Hay diálogos brillantes, por lo atropellado, por su simplicidad, o simplemente por la intensidad con que se formulan gracias a unos excelentes actores (si, lo sé, el ejemplo es de una película pero es que no existe uno mejor).
Hay diálogos de los que se pueden sacar frases que perdurarán en la historia de la televisión hasta convertirse en guiños entre los aficionados y otras que se convierten en un auténtico plomazo de tanto repetirse, hasta el punto de identificarse con un personaje y por tanto resultar, incluso en la voz de alguien distinto, fácilmente identificables con la personalidad de aquel y a veces eludibles por las connotaciones que pueda tener.
Es lo que me ha pasado a mí con el dichoso mayormente de Fiti, tan identificable con el personaje que en una escena de esta temporada se disipaban todas las dudas sobre la paternidad de un niño cuando este soltaba la famosa palabrita. El caso es que he tenido que hacer un informe donde la palabra tenía todo el sentido del mundo y además venía a cuento en ocasiones sucesivas y me ha resultado imposible incorporarla porque de repente me parecía ver la grasa de coche manchando el informe y la música de Camela acompañando las conclusiones. Hay que fastidiarse.
No quisiera parecer demasiado quisquilloso, pero la escena de «Lo que el viento se llevó» es un monólogo, y tu post habla de diálogos…