Un estudio llevado a cabo en EE.UU. ha concluido que la población no termina de entender que es eso de la alta definición y además no están dispuestos a pagar el coste extra que supone tener un receptor de HD.
Hasta tal punto llega la ignorancia, que un importante grupo de los que adquieren televisores HD lo hacen porque son más bonitos. De ahí que los números digan que solo un 43% de los compradores de televisores HD lo hagan para ver programas de estas características, frente al 63% de hace un par de años.
Lo que no se especifica en el estudio es si la falta de interés responde a la escasez de oferta o a otros motivos, aunque en EE.UU. la oferta de series y retransmisiones deportivas en HD es francamente buena (sobre todo si la comparamos con la nuestra-inexistente). Me pregunto si esta reducción del interés no responderá a la costumbre, a que muchos ya han asimilado que algunos productos son en alta definición y no se plantean otra cosa.
En cualquier caso, los fabricantes están preocupados y los precios han bajado un 25%, que no es poco.
Otro dato interesante, el 30% de los propietarios de televisores HD no reciben la señal en alta definición, bien sea porque no llega hasta su casa o porque no están dispuesto a pagar la diferencia a su proveedor de cable, lo dicho, se compran la tele porque es más bonita (o para jugar con las consolas y ver DVDs, que hay gente para todo).
Por lo menos en EE.UU. pueden decidir si se compran la tele en HD para una cosa o para la otra, aquí solo tenemos la opción de comprarla porque es mona.
Lo de comprar las teles HD porque son más bonitas me recuerda a una señora que hace muchos años y en un trabajo muy lejano vino preguntando por un ordenador para su hija.
Cuando le enseñamos el que le proponíamos su comentario, lo juro por mi Macintosh, fue: «Estupendo, me hace juego con las cortinas del salón.»
Así que después de aquello, me creo cualquier cosa.