Durante la huelga de guionistas, en EE.UU. se temía que las audiencias de televisión cayeran estrepitosamente, y no sólo eso, sino que se dudaba de la recuperación de estas una vez vuelta la normalidad, en virtud de una huida de espectadores que ya antes habían demostrado que, una vez que se van, son difíciles de recuperar.
Y los datos no están siendo muy optimistas al respecto: la gala de los Oscar de ayer, uno de los programas tradicionalmente más seguidos de la televisión norteamericana, ha sufrido un descenso de audiencia de un 20% respecto al año anterior y se ha posicionado como la gala de entrega de los Oscars menos seguida de la historia de la televisión, al menos desde que Nielsen lleva la cuenta, es decir, desde 1974.
La lectura de estos datos, según la ABC, cadena que retransmitía el evento, es que seguramente muchos hayan grabado la ceremonia para verla más tarde y que estos datos supondrán sin duda un record histórico en número de aparatos grabadores registrando la gala. Otros, como Lost Remote, afirman que las razones probables de este acusado descenso se encuentren en lo anodino de la ceremonia como programa de televisión, en una crítica que me ha hecho recordar nuestras propias entregas de premios.
Personalmente discrepo con ambas teorías: dudo que haya mucha gente interesada en los Oscar que no siga el evento en directo y lo deje grabando para ver más tarde: estas galas hay que verlas en directo o largarse a una isla desierta para que nadie te cuente lo que ha pasado antes de verlo. Parte de su gracia, si no la única, es ver las caras de los ganadores, mantener la emoción propia de quién se llevará el galardón… ver una ceremonia así cuando ya sabes quién ha ganado no tiene ninguna gracia, salvo que sea la segunda ve que lo ves y quieras captar otra esencia. Y respecto a lo aburrido de la gala como programa de televisión ¿no ha sido siempre así? ¿no es por eso que la gente se junta en pequeños Oscar Parties para verlo? Definitivamente, si hay algún culpable de esta caída de audiencia, habrá que buscarlo en la reciente huelga de guionistas.
Pues yo suelo seguir los Oscars y este año pasé de todo por las películas. Este año no había competición. Demasiadas obras de relativamente bajo presupuesto.
Para que la gala funcione tiene que haber algo de emoción, y con la dinámica de los últimos años es imposible, pues están a utilizar a las estatuillas como promotores de películas para poder recuperar algo en la taquilla (recordemos como películas como Chicago pasaran desapercibidas y, tras los Oscars, volvió a proyectarse).
Creo que Hollywood tiene que ser expectacular, y si parece Sundance… es normal que la gente le dé la espalda.
Curiosamente muchos exhibidores también sostienen que cuando las películas son comerciales la taquilla funciona muy bien, pero con muchas películas sin promocionar y de poco interés es imposible atraer al público.