Cuando escuché hablar por primera vez de Fe de Etarras me dijeron que era una comedia. Cuando empezaron a aparecer elementos promocionales de la película, nos dijeron que era una comedia. Precisamente este hecho, el de hacer comedia con una cosa tan seria como una banda terrorista, es lo que ha levantado ampollas en muchos ciudadanos cuando se ha anunciado el estreno de la película, unas ampollas que podemos entender cuando el conflicto aún está reciente, cuando han sido tantas las víctimas y cuando no sabemos realmente a qué nos enfrentamos y de quién o cómo exactamente se mofa la historia o si hay cabida para la risa. De ahí la conveniencia de ser prudentes y no ponerse furioso antes de ver la película, por mucho que pensemos que con la ira anticipada evitaremos que se pueda dañar la memoria de las víctimas.
Me parecía muy delicada la idea de hacer una comedia de estas características y tenía mucha curiosidad por saber de qué manera se iba a afrontar una tarea como esta. Con esa curiosidad es con la que ayer, en el día de su estreno, brillantemente elegido y arropado por una situación política que es complemento perfecto a muchas de las cosas que nos cuentan, me puse a verla, convencida de que Netflix no habría patinado mucho. Lo primero que me llamó la atención pasados los primeros 20-30 minutos es que no se estaba ante una comedia, que esto no era lo que me habían vendido, que no se trataba de pasar un rato de risas a costa de unos terroristas, ni por supuesto de sus víctimas, sino de algo mucho más profundo, de una crítica social mucho más inteligente que una mera comedia, de una bofetada en la cara de muchos, no solo de aquellos a los que representan estos personajes. La película es mucho más amarga de lo que puede aparentar a simple vista y aunque nos dan risa algunos de sus planteamientos, esta es solo la fachada de algo muy grave que podemos calificar de cualquier cosa menos cómico. Pero ¿quién decide qué es exactamente una comedia o cómo de cómica ha de ser una narración para poder ser catalogada de comedia?
Según dice la RAE en su primera acepción, una comedia es:
1. Pieza teatral en cuya acción suelen predominar los aspectos placenteros, festivos o humorísticos con desenlace casi siempre feliz.
A continuación, y tras varias acepciones adicionales, se describen varios tipos de comedia, entre los cuales me quedo con este:
Comedia dramática
1. Comedia en que las adversidades dominan en algunas situaciones o en su desenlace.
Si nos atenemos a estas descripciones, estamos, definitivamente ante una comedia, de la subcategoría dramática, pues se nos está contando una historia de cuatro pobres desgraciados que no saben qué hacer con su patética vida, en un punto de la misma en que todo está en contra de sus objetivos y sin solución aparente. Es una comedia por que está salpicada de momentos absurdos que nos hacen sonreír y porque, en última instancia, el final es «feliz» (hago hincapié en el entrecomillado). Sin embargo, pese a que por definición nos podamos encontrar ante una comedia, no se trata de una «peli de risas» como podríamos entender en terminología muy básica después de ver la promoción y por lo tanto, hay quién puede llevarse a engaño y terminar decepcionado por no desternillarse con sus giros y sus tramas, por otra parte bastante lentas y claustrofóbicas y de un carácter marcadamente costumbrista.
Es precisamente esta capacidad para hacer comedia sin necesidad de estridencias donde esta película cobra valor, donde se vuelve brillante y donde se salva de cualquier posible crítica por parte de víctimas y sus defensores, o debería salvarse, porque hay mucho más de lo que se ve a simple vista, porque ese mucho más es demoledor en muchos aspectos, y no solo el referido al terrorismo nacionalista vasco. Porque lo que vemos podría extrapolarse a tantas cosas cotidianas que no podemos evitar ruborizarnos y mover la cabeza de un lado a otro pensando en lo triste de la condición humana.
Analizando lo que se esconde tras estos cuatro personajes yo veo una amarguísima historia de gente que, sin saber casi por qué, o solo porque molaba ser terrorista, se dedicaban a matar a otros en virtud de unos presuntos ideales que a menudo desconocían o malinterpretaban. Nada cómico en ello. Pero tampoco es divertido el terrorismo que nos mata hoy en día en cualquier ciudad europea y nos hemos echado unas buenas risas con los memes del hijo de la Paca. Y es que a veces, es tan necesaria la despresurización mental.
Nos vendieron la película como una comedia e incluso los trailers asi lo reflejaban, pero no es una comedia y no se le parece.
Esta película, a parte de ser aburrida a mas no poder, es una tomadura de pelo al espectador que la pone esperando ver comedia y se encuentra con este bodrio.