OJO: En esta entrada encontrarás spoiler, gordo, sobre el penúltimo episodio de Nashville. También sobre Jane the Virgin. Lee bajo tu propia responsabilidad.
Es inevitable, en esta sociedad hiperconectada en la que vivimos, ya no podemos huir de los spoilers, por muy cuidadosos que seamos como espectadores y por muy cuidadosos que seamos cuando escribimos sobre algunos de los acontecimientos de las series en emisión. Hemos llegado a un punto en el que solo una puesta en común sobre las formas de titular las informaciones nos permitiría evitar conocer de antemano algunos de los más impactantes sucesos de las series que vemos, pero eso no puede ser y además es imposible, así que debemos aprender a vivir con ello.
En algunas series es fácil huir del spoiler cuando se trata de un último episodio. Basta con no acceder a ningún tipo de información publicada en ningún idioma hasta que hayamos visto ese final, algo que en las primeras 24 horas tras la emisión de ese episodio en su país de origen puede ser más o menos sencillo de hacer para el espectador medio e incluso para los que nos dedicamos a escribir de televisión. A partir de ese momento, sabes que estás condenado a perder el factor sorpresa en cualquier esquina.
En otras ocasiones, sin embargo, es completamente imposible, pues los guionistas deciden sorprendernos con un giro inesperado en un episodio cualquiera y nosotros, ignorantes de la ocasión, navegamos por la información con confianza, sin esperar toparnos de bruces con esos titulares que, de repente, hacen que te de un vuelco el corazón, que tu cabeza empiece a hacer elucubraciones y que ya no puedas ver el episodio de la misma manera.
Me ha pasado recientemente con Jane the Virgin. Leí que un personaje importante moría y entonces tuve que ver los dos episodios que llevaba de retraso con cierta premura. Lo que debería haber sido un drama inesperado, a mis ojos se convertía en una muerte anunciada y todo lo que debía haber visto como una preciosa sucesión de acontecimientos, se volvía un amargo presagio de lo que se avecinaba. Desde luego, muy lejos de lo que los creadores pensaron para el espectador cuando escribieron el episodio. En este caso, solo había leído que uno de los personajes moría, pero en ningún caso sospeché quién de ellos era hasta que me puse a verlo y todo el episodio giraba en torno al pobre Michael.
Peor ha sido el caso de Nashville, de la que también llevaba tres episodios de retraso. Ya hace dos semanas vi que uno de los personajes principales moría, pero no leí más y desde luego no sospechaba que fuera a ser ella hasta que ayer, en un inocente titular, Alberto Rey mencionaba «… lo de Rayna» y claro, las piezas se colocaron de repente. Ni los titulares que avanzaban la muerte de uno de los personajes protagonistas eran un spoiler, ni el bueno de Alberto pensó que el suyo fuera a serlo, entre otras cosas porque esa expresión es muy suya y puede aludir a cualquier cosa, desde la muerte de Rayna al pene de Mathew Rhys pero, en contexto, era un gran spoiler. De cuando el titular habla de una muerte sin mencionar al finado, pero la foto que lo acompaña es de un personaje concreto mejor ni hablamos, porque ahí ya no es un spoiler malintencionado amparado en que el titulo no dice nada, sino una muestra de memez inexcusable.
En cualquiera de los dos casos, pero especialmente en el de Nashville, la culpa ha sido principalmente mía por no ir al día con las series pero, como digo, cuando las sorpresas lo son en toda la extensión de la palabra, es decir, cuando no esperamos que nada dramático ocurra en un episodio cualquiera, dejarse atrás un par de episodios no parecía ser un problema… hasta que lo es.