(OJO: Posibles spoilers sobre el contenido de la tercera temporada de The Affair. Lee bajo tu propia responsabilidad)
No, no estoy tarareando una antigua canción de Massiel, sino reproduciendo el cansino nombre del cansino protagonista de la última temporada de The Affair que, después de una notable primera temporada y una más interesante aún segunda entrega, me ha aburrido infinitamente en esta tercera en la que lo único que se ha hecho prácticamente ha sido girar en torno a un Noah inmaduro, aburrido y además perturbado, que pasaba por episodios dramáticos que luego han resultado ser solo fantasías y que se nos mostraba como un Adonis irresistible ante el cual toda mujer caía rendida.
La temporada ha sido una sucesión de historias que no han terminado de desarrollarse, que se han dejado abiertas o cuyo desenlace se ha precipitado, un montón de sinsentidos y la aparición de un nuevo personaje, la profesora de francés, que no ha aportado absolutamente nada a la historia y que solo ha servido para, una vez más, mostrarnos a Noah como un macho man cuando la química entre ambos era absolutamente inexistente.
Por momentos, los guiones parecían escritos por adolescentes en pleno subidón de hormonas, fantaseando sobre polvos en sitios públicos, en cocinas de casas llenas de gente, perpetrados por adultos incapaces de contenerse, llevados más por la inmadurez que por la pasión que despertaba en ellos la otra persona. Nada era sexy en las relaciones sexuales de estos personajes, nada provocaba en el espectador la capacidad de fantasear.
Es muy cierto que el personaje de Noah nunca ha sido mi favorito en The Affair, yo siempre he sido más de Helen y no solo por el hecho corporativista de ser mujer, es que Noah ha sido siempre un imbécil, no es culpa mía, lo han pintado así. Ella siempre ha sido mucho más interesante, más rica en matices, más fácil de querer, hasta cuando es incapaz de hacer borrón y cuenta nueva y se empeña en caer en los mismos errores. Pero en esta temporada también se han empeñado en hacer de ella una tonta, como tonta es Alyson no entendiendo que no puede compaginar su nuevo trabajo con su renovada custodia.
Quizá Cole y Luisa sean los únicos personajes medio maduros de esta historia, pero ni siquiera de eso estoy segura porque tampoco han profundizado mucho en ellos, así que no sé cual es el mensaje final que se pretende transmitir, pero una cosa me ha quedado clara: no soporto al idiota de Noah por mucho que en el último episodio se erija en alazán salvador de su hija, otra que anda tan perdida como su padre… si es que no hay un personaje que se salve aquí.