Dice Jorge Javier Vázquez que no logra entender qué necesidad tiene Fran Rivera de participar como colaborador en Espejo Público, que no comprende cómo una figura de su exposición mediática se presta a acudir semanalmente a un programa de televisión, consciente como es de que eso le pondrá de nuevo en primera fila de la atención mediática.
No es el único de su «género» que se ha unido al equipo de Susanna Griso, que hace ya un tiempo cuenta en su nómina con otro colaborador con DNI de papel couché, Cayetano Martínez de Irujo quién, como Fran Rivera, ha sido perseguido y denostado por la prensa rosa en más de una ocasión, tanto por méritos propios como por los derivados de las familias a las que pertenecen.
Se puede entender el paso que dan ambos desde el punto de vista de quién asume que su fama es irrenunciable y que, por lo tanto, lo mejor que se puede hacer es asumirla y sacar todo el beneficio económico que conlleva. Ya han probado con las exclusivas sobre su vida privada, ahora lo intentan como colaboradores de opinión en una tertulia televisiva. ¿Su aval para hacerlo? Aparte de ser famosos, supongo que su calidad de padres de familia y empresarios, no necesariamente de éxito.
Hay quién se pregunta qué necesidad tienen ellos de saltar a la palestra de este modo, pero yo realmente lo que me pregunto es qué necesidad tiene el programa de hacerlo. Es evidente que personajes populares de estas características atraen a la audiencia, pero no estoy segura de que encajen precisamente en esta parte del programa o en el programa en general, más allá de alguna entrevista puntual con motivo de algún evento noticiable de sus vidas.
Si Antena 3 está de algún modo acentuando su línea editorial o la manera en que es percibida, estos fichajes no hacen sino ahondar en la percepción que los espectadores puedan tener de sus filias políticas y sociales, algo que no es bueno ni malo, pero que llama la atención cuando siempre (o casi siempre) han intentado ser muy sutiles en este sentido.
Es, desde mi punto de vista, un movimiento muy intencionado y muy estudiado, buscando un público determinado, que ya no es solo el que huye de la realimentación permanente de contenidos de la competencia. Antes de que otros se lo lleven… me lo quedo yo.