Es la serie que más se ha promocionado este verano, con promos y más promos que hacían complicado saber qué material quedaría disponible para componer un piloto que no fuera una sucesión de promos barajadas de otro modo. Sea por la cantidad de información puesta a disposición de un público que ya no teme a los spoilers o por la cantidad de ruido generado en torno a ella, lo cierto es que This is Us ha sido uno de los mejores estrenos de la temporada en NBC y también entre los espectadores más ávidos de este lado del charco, que no han podido evitar la curiosidad y han corrido a ver tan cacareada novedad.
La primera promo que pudimos ver de esta serie, una promo que también batió records de visualizaciones, hablaba de la conexión entre personas que han nacido el mismo día, de ese algo especial que no sabemos si existe pero que puede marcar una diferencia en sus vidas, una especie de acercamiento sobrenatural al mundo de quienes comparten cumpleaños, un punto de partida que podría apuntar a una historia terrenal con elementos que se nos escapan y que van más allá de una simple coincidencia. Personalmente, no puede evitar pensar en Sense8, una serie que poco tiene que ver con esta, pero que sí contaba con el elemento misterioso de la conexión de esas almas que, no teniendo nada que ver las unas con las otras, sí sienten esa unión poderosa.
Nada más lejos de la realidad: en This is Us todo lo que ocurre es perfectamente terrenal, todas las conexiones derivan de decisiones humanas y nada apunta a elementos mágicos o misteriosos, nada nos pone en situación de elucubrar sobre una posible mano oculta que pone las piezas dónde quiere, que juega con los protagonistas, que los une a través de un cordón umbilical sobrenatural. Hasta el momento, nada va en esa dirección, más bien al contrario, pues todo lo que ocurre es perfectamente humano, basado en sentimientos, en reacciones derivadas de las personalidad de cada uno de los protagonistas, una personalidad forjada a lo largo de los años, nacida de la manera en que los educaron, de cómo se comportaron sus familiares, de cómo lo pasaron en el colegio, de cuánto los quisieron al nacer.
Y es aquí donde This is Us resulta tremendamente potente, donde logra entrar en el terreno de lo sentimental y los más íntimos recuerdos y experiencias que llevan a las personas a ser lo que son, donde logramos conectar con ella y comprender lo que ocurre, donde logran meternos tánto en la historia personal de estos personajes, que nos olvidamos del entorno y de todo lo demás, donde empezamos a construir nuestra propia historia y a hilar nuestras propias conexiones y es así donde los guionistas nos pillan, donde aprovechan para jugar con nosotros, solo un poquito, lo justo para menearnos la cabeza y despertarnos de una ficción ante la que caemos rendidos.
Esta característica se manifiesta especialmente en el piloto, algo más de 40 minutos que en sí mismos podrían ser un corto, pues presentan la historia de una manera tan emotiva como brillante, culminando en un cierre redondo, inesperado y directo al corazón. Para los que quedamos huérfanos de sagas familiares después de la cancelación de Parenthood, esta es una buena opción, de entrada más intensa y profunda, bastante más complicada, pero con el mismo atractivo que la hace indispensable para determinado público: el de contar historias fáciles de entender, el de recurrir al sentimentalismo para emocionar, el de mostrar una familia cualquiera con sus días buenos y sus días malos, sus problemas, su infinito amor, que en ocasiones no es suficiente para salir adelante, la vida real tras el prisma de las más elementales emociones.
Yo me la quedo… y no es porque la primera escena del piloto sea el culo al aire de Milo Ventmiglia.