En medio del furor por la alimentación sana y las diferentes dietas, no tanto para adelgazar como para sentirse mejor y tener mejores digestiones, los programas de televisión forman una parte importante de la comunicación y creación de estas tendencias, que también podríamos considerar modas, más o menos pasajeras.
Como en todos los sectores de la sociedad, la televisión mira desde hace cierto tiempo a los nuevos hábitos alimenticios y hace de ellos entretenimiento, información y divulgación. La última iniciativa en este sentido es el programa de Patricia Pérez para Fox Life, Yo sí que como, que aborda la comida desde un punto de vista diferente.
Según cuenta la propia Patricia en la primera entrega del programa, tras pasar por ciertos problemas de salud derivados de la alimentación, se especializó en nutrición y comida sana, con especial atención a la medicina natural china, algo que da a las argumentaciones de sus hábitos alimenticios un cierto toque magufo que no termina de convencerme y que puede dar lugar a equívocos de esos que luego generan polémicas tan absurdas como enconadas.
Me gusta sin embargo la manera en la que el programa incorpora las entrevistas a famosos, hablando casi exclusivamente de lo que comen y no comen, de sus horarios y la manera en que compaginan su actividad diaria con la necesidad de nutrirse correctamente, aunque no siempre lo hagan bien. Una vez más, lo que personas con horarios poco comunes como Nuria Roca o Raphael hacen para alimentarse no es un ejemplo a seguir, ni una receta para el éxito, sino una sencilla manera de acercarnos a la vida de los famosos desde un punto de vista diferente y como tal debemos entenderlo.
Mientras presentadora y sus invitados charlan animadamente sobre sus rutinas, cada programa ofrece una receta de comida sana, con una prolija explicación sobre sus propiedades nutricionales desde el punto de vista «científico» y muy apoyado también en esas tradiciones milenarias de los chinos que aún hoy en día son casi religión para muchos. Esto, sumado a la inclusión de aditivos tan naturales como poco frecuentes en la dieta mediterranea hacen del programa una apuesta de dudosa base científica que, en este caso sí, quizá debería llevar algún tipo de disclaimer.
Sin duda, un programa que no tendría cabida en una televisión pública, que sería muy controvertido en una televisión en abierto y que, aún emitiéndose en un canal de pago minoritario, posiblemente se beneficiaría de un cambio de tono que no hiciera ley de las creencias de su presentadora.