Hablar de Glee ahora parece tener poco sentido, pero esta noticia sobre la CNMC instando a Atresmedia a que revise la calificación por edades de la serie, por considerar que el lenguaje que se utiliza es inofensivo e inapropiado para los menores, me deja perpleja.
¿Que la serie muestra situaciones complicadas entre jóvenes? Si.
¿Que algunos de los personajes de la serie utilizan lenguaje duro e inapropiado? Puede.
¿Que hay bullying? Por supuesto, es la base argumental de la serie.
Todas estas cuestiones, y alguna más, están claramente presentes en la serie, pero esa es su principal virtud: la de demostrar que, frente a todos esos comportamientos abusivos, frente a ese lenguaje ofensivo, un grupo de «perdedores» consigue salir adelante, luchando por sus sueños, mostrando que no hay nada de lo que avergonzarse, que se pueden salir adelante en cualquier circunstancia y que todas esas cosas reprobables que aparecen son precisamente eso, reprobables.
Para que los más jóvenes aprendan qué cosas son inaceptables, la solución no es ocultárselas y eso parece que es lo que la CNMC pretende hacer. Nada en Glee resulta hiriente o un mal ejemplo más allá de lo que pueda resultar el comportamiento de Skar en El rey león, el de la madrastra de Blancanieves o la crueldad de la muerte de la madre de Bambi, porque todo lo que ocurre en la serie está milimétricamente pensado para que los espectadores reconozcan el bien y el mal, sin grises, sin medias tintas.
Series como Glee son las que pueden educar a los más jóvenes en la tolerancia, en la convivencia, en la aceptación de uno mismo y los demás, si acaso de una forma un poco cursi y ñoña, demasiado naif para la juventud que representan sus personajes. Desde mi punto de vista, la reprobación de sus contenidos es inexplicable, incluso si se limita a referirse a un determinado uso del lenguaje.
Porque el lenguaje que se utiliza en una serie no es un texto aislado, no es una sucesión de palabras sin sentido que puedan juzgarse de forma independiente, al contrario, sin contexto no son nada y solo un proceso aséptico en el que sea un ordenador el que cargue los guiones y escupa un número de palabras malsonantes no aptas para menores podría determinar que la serie no es apta para ellos. Un ordenador o una persona con un criterio similar, que no se para a estudiar el conjunto y el valor que puede tener utilizar ciertas palabras y determinadas actitudes, y no otras, en una historia así.
Hace unos años saló a la venta Barrio Sésamo (en EEUU). La noticia fue que la clasificación por edades era «No apto para menores de 13». ¿Por qué? Había alguno que fumaba, comportamientos antisociales e incluso adicciones (en concreto, a las galletas).
Sin comentarios…