Los productos televisivos tienen su propia personalidad y son buenos o malos en función única y exclusivamente de lo que sus responsables hacen con ellos pero, no es menos cierto que todo lo que rodea a un estreno es importante para valorar su desempeño y el hecho de emitirse al amparo de El ministerio del tiempo, ha sido, con total seguridad, un importante aval para la llegada triunfal de El Caso a TVE. En una dinámica tan compleja como la que vive hoy en día la cadena pública, las dificultades que tiene cualquier producto que se estrena en la tarde, son en cambio facilidades para cualquier otro que haga lo mismo en el prime-time, por supuesto, siempre y cuando tenga unos mimbres mínimamente sólidos.
Y esto es exactamente lo que le ha pasado a esta serie de Plano a Plano que, con el mismo título que la cabecera del diario de sucesos más conocido de nuestro país, ha resultado ser un excelente producto televisivo, encabezado por actores muy reconocidos por los espectadores de todas las edades, principalmente Fernando Guillén, fantástico en su papel de veterano periodista y casi criminólogo, y Verónica Sánchez, que ya demostró que tenía más registros de los que aparentaba con su papel en Sin Identidad y que aquí sigue demostrando su valía.
Son los dos protagonistas de la serie, pero no están solos. Todo el elenco de actores que les acompañan son caras conocidas de la televisión, aunque algunos estén casi irreconocibles en sus caracterizaciones de los años 60, como Antonio Garrido, mientras que otros, como María Casal, vuelven a la pantalla tras años desaparecidos. Natalia Verbeke, Marc Clotet, Gorka Lasaosa, Fernando Cayo, y los que vendrán cada semana para interpretar a los episódicos de cada crimen que se investigue.
En menos de diez minutos, la serie ya plantea el primer conflicto, el que será la base de las relaciones entre personajes a lo largo de buena parte de la temporada, esa complicada relación que se establece entre el periodista veterano, de vuelta de todo, que no necesita a nadie para hacer su trabajo y la joven recién llegada, con muchas ganas de impresionar, con muy poco sentido del peligro, enchufada por el director del periódico y además, mujer, un elemento que en aquella época era un problema a la hora de desempeñar determinados trabajos… salvo que tuvieras mucha personalidad y fumaras en pipa.
El Caso muestra una España complicada, censurada, una dictadura que no permitía excesos y que, por supuesto, enmascaraba delitos por intereses mayores o por quitarse del medio complicaciones. Así, cuando personas anónimas desaparecían o eran asesinadas, lo importante era encontrar un chivo expiatorio que cargara con la culpa, que acaparara las portadas y tranquilizara a la población y es aquí donde El caso, el periódico, se convierte en elemento esencial a la hora de investigar y sacar a la luz la verdad. Es un ejercicio de periodismo romántico, de control del poder y la policía, un sitio donde poder ejercer periodismo de verdad, aunque también una idealización de un sector de la profesión que, en última instancia, vive del morbo. Muy parecido a lo que hoy en día vemos en todas las televisiones, especialmente en los magazines matinales, que al amparo de la búsqueda de la verdad y la justicia, traen a primer plano los crímenes más brutales, haciendo investigaciones paralelas, buscando testigos al margen de la justicia y sacando a la luz sus incongruencias más notables. Unos lo ven como periodismo de investigación, otros como puro morbo y posiblemente ambos tengan razón.
La narrativa que vemos en El Caso funciona. Aunque este primer episodio quizá haya sido algo lento, no se ha hecho pesado, pues tenía la tarea de presentar a los protagonistas, de dotarlos de sus elementos característicos, de sentar todas las piezas del tablero para empezar a jugar y eso lo hace a la perfección, mientras consigue retratar muy bien la sociedad de la época y abrir suficientes frentes, tanto profesionales como personales, como para que tengamos la certeza de que hay material mucho más allá de los casos episódicos que se traten cada semana.
Con un poco de Los misterios de Laura (inevitable cada vez que aparece Fernando Guillén), un poco de CSI y otro poco de Sherlock, aunque solo sea en esos titulares imaginarios que aparecen sobreimpresionados en pantalla cada vez que el protagonista imagina la primera del periódico, El Caso se presenta como una excelente opción para la maltratada noche de los martes, aunque su aterrizaje en la parrilla se haya visto deslucido por el partido de Champions que el Atlético de Madrid jugaba en Antena 3 y que, al irse a los penalties, mantenía enganchada a gran parte de la audiencia potencial de la serie. La semana que viene tampoco será significativa, pues entrados ya en la semana de festividades, los comportamiento de la audiencia serán poco estables.
Deberemos esperar pues al martes 29 para saber qué recibimiento real tiene entre los espectadores y si la evolución de la serie es tan buena como se anticipa. Si lo es, nos enfrentaremos a una TVE que, en sus horas más bajas de prestigio, configura un prime time semanal nada desdeñable, con El ministerio del tiempo los lunes, El caso los martes, el ya desdibujado programa de Bertín los miércoles y un Cuéntame que aún aguanta el tirón de los grandes hermanos y compañía.