Llego tarde al estreno de Dos días y una noche, pero la verdad es que no parece que me haya perdido mucho. El programa de entrevistas de Susanna Griso jugaba en una complicada tesitura pues, pese a la relativa novedad de su planteamiento, es el último en llegar a una ya larga lista de programas de este tipo. Y digo relativa novedad porque, pese a que se ha comentado muy poco, el formato existe desde hace muchos años en la televisión catalana, en TV3, con el nombre de El Convidat y conducido por Albert Om.
La elección del primer anfitrión de Susanna en el programa no ha sido especialmente atractiva. Pese a que la figura de Pablo Alborán tampoco lo era en el caso de Bertín Osborne, inevitable referente a día de hoy, al final el propio formato y el presentador lograron hacer de aquella primera entrega algo muy atractivo, algo que sin embargo la presencia de Sergio Dalma no consigue. Ni su relevancia en el panorama musical, ni su trayectoria, ni tampoco su carisma parecen suficientes para arrancar un formato competitivo y, aunque los datos de audiencia no han sido malos (13,6% de share), al programa le falta alma.
La propia invitada está demasiado encorsetada, demasiado perfecta y, aunque nadie aspirara a un numerito tipo Mariló tirada en la cama de Bertín con los pies descalzos sobre su almohada, la exquisitez de Griso, su presencia siempre impoluta y su máximo respeto por la intimidad de su anfitrión, hacen del programa algo demasiado aséptico.
La gracia de Dos días y una noche reside precisamente en esa convivencia entre entrevistador y entrevistado, en esos momentos más allá del sofá y las preguntas de guión en que dos personas se olvidan de la cámara y se comportan con naturalidad, centrados en otras actividades que les hacen despistarse de su principal objetivo: hacer bien su trabajo una, quedar bien ante la cámara el otro. Por eso en En la tuya o en la mía juegan al futbolín, por eso hacen deporte, por eso acaban cocinando o comiendo y bebiendo en familia, algo que no ocurre en el programa de Antena 3 que, pese a grabarse en el doble de tiempo, no logra sacar partido a las tareas del día a día, al menos no en este primer programa.
Es pronto para saber si el rodaje de Susanna acabará dándole otro tono a su presencia en la vida de los entrevistados o si la edición final del material sacará otras facetas menos conocidas de sus protagonistas, pero este primer programa me ha dejado bastante indiferente, bastante fría y, sobre todo, muy interesada en saber qué resultado daría un crossover de ambos programas en el que Susanna acudiera a pasar dos días y una noche a casa de Bertín y Fabiola. Eso sí que sería un punto.
Pues que quieres que te diga, sinceramente a mi este programa no me aporto nada nuevo.
No hacia falta pasarse 2 días y 1 noche en casa de Sergio Dalma para hacerle preguntas que se las pueden hacer en cualquier programa de TV o radio.
Y para lo que vimos de su vida privada ¿por Dios?: dos paradas de un mercado, un par de bares y la cocina de su casa y para de contar.