Si eres, como yo, de las personas que disfrutan con las series de sagas familiares, échale un vistazo a Life in Pieces. Si eres, como yo, de los que aún disfrutan con Modern Family, definitivamente, tienes que darle una oportunidad a esta serie que, con un buen puñado de caras muy conocidas de la televisión e incluso el cine, nos acerca a las más sencillas historias de una familia americana corriente, con gran sentido del humor y con un toque más fresco que el de aquella, aunque solo sea porque es nueva.
Life in pieces es una sitcom que se describe perfectamente desde su título, pues sus episodios están formados por pequeñas piezas sin relación narrativa entre sí, más allá de estar protagonizadas por los miembros de una misma familia. Los abuelos, la joven pareja que acaba de tener un bebé, el hijo que aún está buscando a su media naranja y la hermana casada desde hace tiempo y con tres hijos en distintas edades, con sus particulares problemas, son los simpáticos protagonistas de estas historias.
En un principio podría parecer que la estructura de la serie, en forma de sketches independientes, es una manera de no comprometerse con largos arcos argumentales, haciendo mucho más sencilla la narrativa, que apenas exige un desarrollo de unos breves minutos. Una elección que podría dificultar la capacidad del espectador de conectar con la historia, haciendo que su compromiso con la misma se limite al chiste concreto de cada una de las pequeñas batallas, sin permitir una presentación de personajes detallada y profunda, sin que seamos capaces de relacionarnos o identificarnos con ellos. Pero nada más lejos de la realidad. La constante presencia de unos miembros de la familia en casa de otros, los roces inevitables entre ellos, las mezclas de personajes que no se limitan a contarnos sus vivencias dentro de su propio núcleo familiar sino que los intercambian, los exponen, los complican e incluso los sazonan con secundarios recurrentes, hacen que rápidamente conformemos un cuadro general en el que las piezas encajan perfectamente, aunque la manera en que se nos presenten parezca fuertemente compartimentada.
Life in pieces va al grano en cada conflicto que propone, no se pierde en tiempos muertos ni en historias secundarias que ayuden a hilar las tramas y en apenas tres pinceladas de carácter define a sus protagonistas mejor que muchas series dramáticas en toda una temporada de episodios de 40 minutos. Por si todo esto no te ha convencido, echa un vistazo a las protestas de «los de siempre» sobre la carga de sexo y escatología que dicen tiene la serie, seguro que te da la risa antes incluso de verla.