Ya estamos en la vorágine de la nueva temporada, con el estreno ayer lunes de lo nuevo de la TVE más pública, la que se atreve con la producción histórica más densa, y una nueva edición de La Voz Kids, que casi doblaba en audiencia a Carlos, Rey Emperador (sic).
Con una miríada de personajes, a cada cual más importante, reconocidos y estudiados en las escuelas, la serie se enfrenta a la difícil papeleta de atrapar al público de Isabel, una heroína apasionante con una historia que bien podría haber sido de ficción. La de Carlos no se queda corta tampoco, aunque sea posiblemente mucho menos conocida en sus grandes trazos, mucho menos cautivadora en un primer vistazo y para la que son necesarias tantas subtramas, que su principal atractivo podría ser también lo que la hiciera más difícil de enganchar.
TVE podría haber optado por simplificarlo todo para hacerlo más accesible, pero ha decidido ser fiel a la riqueza de la historia y no dejar a ningún protagonista por el camino, conformando así un puzzle apasionante en el que ninguna pieza nos resulta desconocida, donde todos juegan un papel relevante y donde todos los nombres suenan tan familiares que la dificultad de hacer llegar una serie histórica al gran público se ve recompensada con esta sensación de que todos son «de casa».
Pese a todo, TVE es consciente de la dificultad de entender una historia ciertamente enrevesada y ha puesto a disposición de la audiencia varias herramientas online que le permitirán, si opta por darle esa oportunidad, asentar el mapa de relaciones, ahondar en las historias particulares y no perderse ni un detalle de lo que se nos cuenta.
También aporta una pieza explicativa antes de la emisión del episodio en la que se explica, desde mi punto de vista de forma excesiva, todo lo que vamos a ver, una pieza que puede resultar imprescindible para no perderse, pero que resta emoción al visionado de la serie como puro ejercicio narrativo, haciendo que algunas reacciones de los personajes no resulten igual de potentes al haberlas visto ya fuera de contexto, que se vean repetidas y hasta exageradas. La emisión tras el episodio de otra pieza similar es, sin embargo, mucho más adecuada y ayuda a entender de igual manera lo que hemos visto, caso de que algún espectador se vea perdido o simplemente para el disfrute de la historia con una capa de información extra.
Carlos, Rey Emperador es un ejercicio de ficción histórica propio de una televisión pública pero que la cadena no afronta como una obligación, sino como una oportunidad para hacer buena televisión. Esto es lo que esperamos de ella y es un placer por fin poder congratularnos de encontrarlo. Hemos de reconocer que, en medio de todo el descontrol que muestra la cadena en muchos ámbitos, el de la ficción mantiene el tipo.
Estoy de acuerdo contigo: el primer capítulo fue denso y los tropecientos mil nuevos personajes no facilitan precisamente el seguimiento. En mi opinión deberían haber hecho una temporada con los contenidos de la película que han hecho sobre Fernando, y nos hubiera facilitado bastante la transición, al presentarlos algunos en ella, pero manteniendo la línea cronológica de los acontecimientos.