Ya ha salido de la cárcel Isabel Pantoja, recordemos, tan solo por cuatro días, que es lo que dura su permiso, y todas las miradas se centran ahora en observar sus movimientos mediáticos, a la espera de saltar a la yugular de alguno que ose llamarla para intervenir en algún programa de televisión.
No es suficiente con que los programas de la mañana se hayan saltado su escaleta y se hayan alargado hasta el punto de cambiar la programación y provocar un hilarante tuit del «muy afectado» Karlos Arguiñano, sino que las especulaciones sobre su presencia en algún plató no cesan. Especulaciones que, a día de hoy, suenan más a campañas de promoción de algunas cadenas, las de Mediaset básicamente, que a realidad.
Hablo principalmente de la pregunta que se hacen en voz alta los colaboradores de los programas que tratan el asunto pantojil, referente a la posible presencia telefónica de mamá Isabel para dar ánimos a su niña, abandonada en la isla de Supervivientes. Poco probable. Pero también están las declaraciones de Pepa Bueno, entrevistadora estrella del momento en Cuatro y quién afirmaba que cualquier preso que haya cumplido su condena debe considerarse un ciudadano rehabilitado. Por supuesto, lo que dice Pepa es así, pero no puedo evitar pensar que está mandando aviso a navegantes, por lo que pueda venir más adelante.
Y es que a nadie escapa a estas alturas que la primera entrevista que Pantoja conceda una vez fuera de prisión es un auténtico caramelo para la cadena que la emita, caramelo que en condiciones normales tendría un precio que, en puja por conseguir ser el primero, podría ser bastante elevado.
Y digo en condiciones normales porque nos encontramos en una interesante tesitura: Atresmedia presume de no pagar por este tipo de entrevistas, pero se muestra algo más respetuosa con todo lo que rodea a la familia Rivera-Pantoja (aunque solo sea porque no tiene un programa específico de corazón). Por su parte, Mediaset, que estaría dispuesta a pagar por la primicia, ha hecho del azote a la familia una de las piedras angulares de su programación del corazón y realities, algo que por otra parte no parece molestarles demasiado, pues los distintos miembros de la familia no dejan de pasar a poner el cazo en los distintos formatos en los que tienen cabida.
Con este panorama, todo apunta a que mamá Isabel, reinsertada a la ciudadanía, no tendría inconveniente en pasar también por caja para contar sus experiencias carcelarias, en lo que sería sin duda todo un éxito de audiencia. Pero ¿cómo afectaría esto a la imagen de la Pantoja? ¿No debería cuidar estos aspectos para parecer realmente una ciudadana ejemplar? ¿Le importa acaso lo que la gente piense de ella si puede trincar legalmente unos cuantos milloncejos con que saldar la deuda que, una vez fuera de la cárcel, aún tendrá pendiente?
Haga lo que haga, hay algo que está claro, esa entrevista sucederá, esa entrevista triunfará y se harán horas y horas de programación en torno a sus declaraciones. Y las señoras que había esta mañana en la puerta de la cárcel para vitorearla serán las primeras que no se moverán de la pantalla. España Cañí.
Imagen: La Voz de Galicia