Me puse a ver The Slap sin saber muy bien a qué me estaba enfrentando. No había leído nada sobre ella antes de ver unas cuantas buenas menciones a su resultado, y la presencia de Uma Thurman y Zachary Quinto entre los protagonistas era también un punto a su favor.
The Slap es uno más de muchos remakes que la industria televisiva norteamericana está llevando a cabo en los últimos tiempos, mostrando no sé muy bien si ausencia de capacidad para inventar cosas nuevas o gran capacidad para observar lo que ocurre a su alrededor y quedarse con lo mejor de cada casa. En este caso, se trata de una miniserie australiana, adaptación de una novela también australiana, lo que a priori podría no resultar muy atractivo (que nadie se ofenda o que disculpen mi ignorancia al respecto, pero no parece que la industria televisiva australiana haya dado grandes obras después de descubrir a Kylie Minogue en Neighbours 😉
Su título, traducido como El bofetón, tampoco es que resulte especialmente llamativo, aunque sí es claro y, una vez visto el primer episodio, cobra auténtico sentido y parece que se convierte en un elemento sencillo pero que estructura toda la pieza.
Y es que el punto de partida de esta historia es precisamente un bofetón, a destiempo pensarán algunos, perfectamente merecido dirán otros, pero que desata toda una serie de reacciones en una familia y sus más allegados, que harán temblar los cimientos de relaciones forjadas durante años de amistad y amor fraterno.
Decía yo en Twitter después de ver el tercer episodio que esta serie puede servir para llenar el hueco de los que nos sentimos huérfanos de Parenthood, aunque en este caso se trate tan solo de una miniserie de ocho episodios. Evidentemente, el tono nada tiene que ver, la calidez de los Bravermann dista mucho de lo que vemos en The Slap, pero sí transmite esas relaciones familiares, a menudo complicadas, que pueden desatar una guerra entre personas que se quieren desde hace años.
Las injerencias familiares de padres en la vida de sus hijos, las distintas maneras en que se opta por criar a los más pequeños, la mentiras que se cuentan por no herir, las heridas del pasado, el ver la otra orilla siempre más verde, elementos reconocibles en cualquier círculo cercano de cualquier familia media y que quedan excelentemente retratados en esta serie que me está gustando mucho y que no parece propia de un canal como la NBC en que se emite.
Gracia Chuca de la tele. Ando buscando serie… Ya te contaré