Mucho nos quejamos de la cantidad de contenidos de relleno que tienen algunos programas, pero parece evidente que es esta extensión hasta el infinito y muy a menudo más allá, la que hace que sus audiencias sean mucho mejores que el interés real de los espectadores por el contenido.
Esto ocurre muy especialmente cuando medimos la audiencia en share, es decir, cuando tenemos en cuenta la parte proporcional de los espectadores que estaban viendo la televisión en una franja determinada. Este «truco» lo conoce muy bien Telecinco, muy acostumbrada a programas con largas galas tipo Gran Hermano, o El Debate, formatos que empiezan a la misma hora que sus competidores (a veces incluso antes) y que se extienden hasta el late-night, momento en que la audiencia que aún sigue despierta lo está, en abultada mayoría, por ese programa en concreto, disparando así sus resultados globales, aunque una minuciosa mirada a los datos de competencia estricta entre cadenas y programas pueda ofrecer datos diferentes.
Algo así es lo que acaba de ocurrirle al informativo de la noche de TVE, el más largo de todos los emitidos con casi una hora y cuarto de duración, que se ha visto reducido en un cuarto de hora para poder acomodar el adelanto del prime time, con el consiguiente descenso de su share, aunque en este caso también hayan descendido sus espectadores totales. Realmente, la última parte de este informativo es puro relleno, con una sección del tiempo excesivamente larga, máxime si tenemos en cuenta que apenas unos minutos antes del propio informativo hay un programa dedicado a este mismo contenido, aunque en otro tono, pero que tradicionalmente ha funcionado de maravilla y los datos del TD eran prueba de ello.
Los espectadores, como animales de costumbres que somos, se encuentran ahora con que el informativo termina antes y, aunque no son conscientes de la hora, sí respetan sus hábitos, cambiando de canal para conectarse con otras opciones que hace tiempo lideran la oferta del prime time por encima de TVE. Al espectador medio solo le sorprenderá que El Hormiguero o la última hora de GHVIP parecen ahora más largos, sin darse cuenta los primeros días de que era el informativo el que era más corto, pero afectando sustancialmente a los datos de este, que pierde medio millón de espectadores que posiblemente solo se estuvieran dejando llevar.
¿Es importante esta pérdida «artificial» de espectadores? Y destaco el entrecomillado, pues considero que el hecho de recortar el espacio no puede afectar verdaderamente al interés que el informativo despierta entre el público. No parece lógico pensar que ese cuarto de hora de menos haga que la audiencia cambie por completo de cadena a la hora de informarse y más parece fruto de esa medición alargada en el tiempo, que infla de alguna manera el resultado total del programa, que un verdadero cambio de idea de los espectadores.
Tiendo a pensar que, al terminar las ofertas informativas de Antena 3 y Telecinco, muchos zapeaban hasta TVE y, sin embargo, ahora ya no les merece la pena. Estos espectadores eran morralla (entendida en el sentido de su escaso valor, como esos pececillos que vienen en las redes con el resto de la pesca y que luego en los supermercados se venden a precio de saldo) y, aunque son muchos y su caída afecta notablemente a la audiencia total de franja y cadena, quizá el dato debería hacernos pensar hasta que punto ponemos en valor ciertos números que, mínimamente analizados en profundidad, pierden mucho interés.