No lo notaremos en las audiencias, eso está más que claro, pero también veo muy evidente que los miles de fans de Sálvame y por extensión de Telecinco que hace unas semanas se lanzaban en tropel a defender al programa, a mostrar orgullosos su apoyo al mismo, a compartir ese hashtag #YoVeoSálvame en defensa de una libertad de expresión que nunca estuvo en peligro, pero en cuyo nombre se reclamaba el derecho a hacer lo que a uno le venga en gana siempre y cuando no sea ilegal, esos miles de fans, son los que hoy se sienten traicionados.
Se sienten traicionados y engañados y abandonan, con la misma rapidez con la que lo abrazaron, ese hashtag de apoyo para unirse al de #ApagónSálvame que lleva horas siendo trending topic desde que ayer la dirección de la cadena, en un arranque no entiendo aún muy bien de qué, leyera una carta de apoyo a Belén Esteban en la que, lejos de disculpar sus errores en la casa de GHVIP, mostraban su absoluta intención de no hacer leña del árbol caído y esconder, en la medida de sus posibilidades, todas las fechorías que la anteriormente conocida como princesa del pueblo y hoy candidata máxima a bozal, haga en la casa de Guadalix.
No es que este programa se haya caracterizado nunca por su ecuanimidad, ni que hayan disimulado jamás sus filias y fobias por los distintos personajes que alimentan sus cuatro horas diarias, mucho menos si se trata de alguno que insistentemente mete la pata para regocijo de cámaras y colaboradores, pero no es lo mismo hacerlo, sin disimular pero de forma natural, que hacerlo y además pregonarlo a los cuatro vientos, casi firmando la declaración de intenciones con un «por nuestros santos melocotones», algo que el público ya no se toma tan bien.
La audiencia no es tonta, aunque lo parezca, aunque a menudo se lo haga porque en este tipo de programas, hechos para entretenerse sin usar las neuronas, lo que menos van a hacer sus espectadores es plantearse si le manipulan o no, si le dicen toda la verdad o no, si se fuerzan las cosas o no. Pero ojo, que una cosa es dejarse hacer todo tipo de perrerías y otra muy diferente vanagloriarse de ello y poco menos que decir «y si no te gusta ahí tienes la puerta» porque ahí se corre el riesgo de que, efectivamente, la gente coja las del Villadiego y aproveche que los días son más largos y se va a dar una vuelta.
Yo me andaría con cuidadito con ciertos arranques de prepotencia, no vaya a ser que todo lo que los espectadores han aprendido a hacer en estos años de éxitos se les de la vuelta y empiecen a ponerlo en práctica contra uno. Que ya sabemos todo el poquito espacio que hay entre el amor y el odio y queda un añito entero para que vuelva San Valentín.
Amor y odio…Muy buenos contenidos, me encanta vuestro blog como Guia