Desde ayer, TVE tiene un nuevo código sobreimpresionado en pantalla para informar de sus contenidos. Junto con la calificación por edades, los contenidos adaptados para sordos, las distintas promos permanentes, las emisiones en directo y alguna otra cosa que seguro se me pasa, a partir de ahora y en los programas emitidos en ‘prime time’ podremos saber si el contenido que estamos viendo nos permitirá irnos a la cama antes o después de las doce de la noche.
Una iniciativa para cenicientas que se se ha puesto en marcha en colaboración con el ministerio de Sanidad y que de hecho fue firmada ayer por el propio ministro, el recién estrenado Alfonso Alonso, que abogaba así por un uso saludable de la televisión.
Es cierto que a menudo nos quejamos de la tardía hora a la que terminan algunos de los programas de mayor audiencia de las televisiones (más bien deberíamos quejarnos de la hora a la que empiezan), pero no es menos cierto que la salubridad o no de los contenidos televisivos depende de muchas mas cuestiones que la posibilidad de irse a dormir antes de la medianoche. Es más ¿acaso un programa que termina a las 00:05 no es igualmente saludable? Según este convenio, no.
Hace ya tiempo, coincidiendo principalmente con la retirada de la publicidad en la cadena pública, que los programas de la noche de TVE terminan alrededor de las 00:00. Fue sin duda un cambio muy grato para quienes tienen que madrugar, pero casi lo es más por el hecho de no tener que soportar las eternas pausas de publicidad a la hora a la que ya cuesta mantener los ojos abiertos, que por el mero hecho horario. Y así es como nos hemos acostumbrado a ver las series en TVE, sin anuncios y sabiendo que a las doce estaremos plácidamente dormidos, o viendo El Chiringuito (¡cómo me gustaría saber cuantos de esos saludables ciudadanos que terminan de ver Águila Roja, Isabel o Cuéntame prontito, reenganchan a continuación con otra cosa!).
Las audiencias de TVE están mal, muy mal, es uno de sus principales problemas junto con la deriva de sus informativos (más por un problema de descrédito ganado a pulso en otros terrenos, que por los contenidos reales de sus Telediarios, pero ese es otro tema). Sin embargo, sus programas del ‘prime-time’ funcionan bastante bien, muy bien en muchos casos. El motivo, principalmente la calidad de esos programas, series fundamentalmente, que llevan años funcionando muy bien y que son reconocidas por la audiencia y la crítica, programas que ocupan una franja que TVE no se puede permitir perder, en la que no puede sufrir un nuevo descalabro so pena de terminar de hundirse, una franja en la que todo trabajo es poco para intentar levantar la parrilla desde ahí.
Y ahí precisamente es donde no puedo evitar pensar que esta iniciativa para alentar a los más madrugadores no es más que una herramienta promocional, una que busca sacar partido a las principales virtudes que aún le quedan al canal. No tener publicidad está sumando problemas a la ruina que ya de por sí es la cadena pública, pero también ayuda a que la emisión sea más llevadera (cuando no se empeñan en interrumpir los programas igualmente para meter autopromociones sin control) y eso es algo a tener en cuenta y a explotar. Si además se adorna de consejo saludable y beneficio para la salud, todo son ventajas y si con ello podemos arañarle un puntito de share a la competencia, que venga el ministro y lo firme que yo me apunto.
Por cierto, las próximas galas de Moreno que veremos estas navidades en TVE ¿acabarán después de las doce o serán catalogadas como contenido saludable?