¡Qué buen rato acabo de pasar viendo el primer episodio de Jane the Virgin! Una serie por la que nunca se me hubiera ocurrido interesarme, si no fuera por la cantidad de gente a mi alrededor tuitero que lleva semanas hablando de ella y precisamente de eso, del buen rato que estaban pasando viéndola.
Pero vayamos por partes y la primera, el loco argumento de partida de la historia (con obvios spoilers del primer episodio, sin mayor importancia para disfrutar del mismo después):
Jane es una joven latina, hija de madre adolescente y criada en casa de su abuela, quién ha hecho todo lo posible por inculcarle a su nieta la importancia de llegar virgen al matrimonio, pese a las dificultades de hacerlo cuando convives también con la cabeza loca de tu madre.
Convencida de las bondades de mantenerse «entera» y a pesar de las dificultades de hacerlo cuando tu novio policía está de un buen ver estupendo y vive solo, Jane está cumpliendo a rajatabla las indicaciones de su abuela, mientras sueña con tener una vida como la de la telenovela a la que está enganchada.
Un buen día, Jane va a su revisión rutinaria del ginecólogo y, por error, recibe una inseminación artificial. Como no podía ser de otra manera, unas semanas más tarde se confirma que, pese a haber aguantado todo este tiempo virgen, está embarazada. Pero eso no es lo peor, el padre de su futuro hijo es el nuevo dueño del hotel en el que trabaja, un antiguo amor de juventud por el que bebía los vientos y que nunca le hizo demasiado caso, de esos que prometen llamarte y de quienes nunca vuelves a saber nada.
En medio de todo este follón descubrimos que el galán de la telenovela a la que Jane está enganchada es su padre, que el matrimonio del padre de su hijo es un desastre y que el novio de Jane oculta algún sucio secreto que hace que no sea el hombre perfecto que aparenta ser.
¿Cómo os quedáis? Shonda Rhimes es mucho más sofisticada, pero este argumento no le va a la zaga a ninguno de los episodios de Scandal. Eso sí, con un característico toque latino que no hace sino convertir a la serie en algo mucho más ligero, más divertido y con la libertad que da no aspirar a hacer la serie del año.
Esta serie se emite en el canal The CW, ese que ha quedado como el único existente en EE.UU. destinado al público joven y que, sin grandes críticas, sin éxitos en las nominaciones a los más importantes premios de la televisión, sí está consiguiendo tener una oferta bastante decente, con algunos títulos sólidos y aparentes (también con sonados fracasos, todo hay que decirlo).
Jane the Virgin tienen los elementos característicos de la comedia latina que hemos podido ver recientemente representados en Criadas y Malvadas, con la chispa de humor de Ugly Betty. La mezcla de español e inglés cuando Jane está con su abuela recuerda a las escenas más hilarantes de Gloria en Modern Family y las constantes referencias a la telenovela o la voz en off explicando los básicos de la trama, que podrían hacernos sentir espectadores infantilizados, le dan un toque naif al producto que solo profundiza en lo simpático del conjunto.
No sé cuánto tiempo aguantaré viéndola o si logrará engancharme como una clásica telenovela de esas que detestas pero no puedes dejar de ver, pero sin duda, por el momento, es como tomarte un peta zetas frente a la tele.
Está basada en la telenovela venezolana Juana, la virgen, trasmitida por el hoy desaparecido RCTV, en el 2002. . Como en todas las adaptaciones, habrán cambios, pero el material inicial fue interesante y diferente para la época. Era una telenovela, con los elementos propios que las caracterizan, con amores imposibles, lagrimones y diferencias entre clases sociales, pero a diferencia de lo que se cree, el género de la telenovela es mucho más que Cristal, Abigail o Pasión de Gavilanes.