Una de esas series que no pensaba ver antes de que se estrenara, una que tampoco me intrigó a la vista de los comentarios que surgieron tras la emisión de sus primeros episodios, pero una que finalmente terminé por atacar ante las buenas sensaciones que provocaba en algunas personas de mi alrededor tuitero, personas de muy distinta condición y que lograron despertar mi curiosidad.
Seis episodios os he maldecido, seis, que son los que he tardado en entrar en la historia, en tener ganas de ver el siguiente episodio. Teniendo en cuenta que estamos ante una serie de tan solo diez entregas, que haya tardado tanto en abrazarla es, sin ninguna duda, una mala señal y, sobre todo, un ejercicio de testarudez y paciencia que no acostumbro a tener y que no se puede esperar de los espectadores.
The Leftovers me deja, de todos modos, una sensación de satisfacción incompleta. Ya no creo que haya perdido el tiempo viéndola, pero tampoco termino de entender qué he sacado de ella, qué tipo de sensaciones buscaba provocarme o cuales ha conseguido que afloren finalmente. No sé si es que no la he entendido, si es que se dirigen a un tipo de público en unos niveles intelectuales que alguien como yo que disfruta tanto con Scandal no logra comprender o si, simplemente, no sabían muy bien qué hacían y les ha quedado esta cosa absolutamente irregular y a menudo inconexa que ni siquiera logra generar preguntas.
Qué pasó con los más de 140 millones de personas que desaparecieron ese 14 de septiembre es algo que no me importa en absoluto. Tengo claro que la serie no va de eso y que en ningún momento se nos vende una resolución al enigma, una respuesta a la pregunta que en diez episodios ni asoma. No es esa la finalidad de la historia y ni siquiera los protagonistas se lo preguntan, quizá por la cantidad de tiempo que ha pasado ya, quizá porque su estado de shock no les permite reaccionar de esa manera. The Leftovers no va de eso, va de entender a quienes se quedaron, de adentrarse en su duelo, en su tristeza infinita, en su imposibilidad para recuperar una vida que quedó destruida en un instante sin un cuerpo al que aferrarse, sin una tumba en la que llorar, con esa sensación de círculo inacabado que no permite comenzar de nuevo y vivir.
¿Logra transmitir ese sentimiento de vacío y ese dolor? Me atrevería a decir que no y es una pena porque, por momentos, asoma con claridad, pero luego se pierde en metáforas que no se entienden o no terminan de funcionar, en elementos narrativos que te sacan de la dolorosa realidad, como la violencia de un ciervo asustado, la agresividad de una jauría de perros o la forma de comportarse de una secta nihilista que es un puro anuncio de tabacalera. La escasa conexión entre episodios y la estructura narrativa de los mismos tampoco ayuda a entrar en la historia y es, posiblemente, uno de sus principales defectos.
Si todo este malestar y desasosiego que me ha provocado The Leftovers era intencionado, sin duda lo han conseguido, pero algo me dice que la idea no era exactamente así.
Es una de las series que tengo pendiente. Si dices que te costó 6 capítulos entrar en la historia, me lo tomaré con calma, porque soy de las que si no estro pronto, abandono.
Gracias por tu post.