Es la triste sorpresa de la semana, no tanto por la calidad o seguimiento del producto, como por la imperiosa necesidad que tiene Cuatro de encontrar su sitio en el conjunto del panorama televisivo y las buenas mimbres que la serie parecía tener para ello.
Con todos los defectos que acompañan siempre a un producto de estas características, o más que defectos deberíamos decir bajas exigencias, lo cierto es que Ciega a citas daba la talla como serial de sobremesa, aunque posiblemente se haya quedado corta en tramas, basando su discurrir en una apuesta de tiempo limitado que limitaba también lo lejos que se podía llegar avanzando en sus historias, frenando la evolución natural de las mismas y obligando a desplegar un abanico de historias paralelas que diluía el objetivo principal de la protagonista y su búsqueda del amor verdadero.
Ciega a citas empezó con una prometedora evolución de audiencia, una que parecía probar que se había dado por fin con un producto diferente, atractivo, uno que sabía fidelizar a un conjunto de espectadores suficientemente nutrido como para mantenerla y hacerla crecer. Pero, tras la renovación por una segunda temporada y llegados los meses de verano, esta audiencia ha ido bajando hasta sumar con dificultad el medio millón de espectadores, insuficiente para justificar su permanencia en pantalla. Es cierto que esta época no debería servir para evaluar ninguna de las ofertas televisivas, máxime si se trata de un producto destinado a un público que a la hora de emisión raramente encontraremos en casa en el mes de julio, mucho menos en Agosto. Porque no es lo mismo justificar con resultados de audiencia la cancelación o envío al late night de Ex ¿Qué harías por tus hijos?, producto del prime-time específicamente creado para los meses de verano, que hacerlo con productos que se emiten todo el año.
Ciega a citas terminará de emitir su segunda temporada y otros diez episodios más que servirán para dejar las tramas cerradas, algo que debemos agradecer y que no suele ser frecuente. Esto sin embargo no soluciona el problema principal de la cadena, el de no encontrar un producto para esa franja que, por una parte de resultados mejores que las reposiciones de series norteamericanas que acaban siempre recalando allí y de otra, que doten de personalidad a una cadena que tiene el hueco perfecto para acercarse a un público más joven, divertido y ligero que el resto de ofertas y que no termina de encontrar la manera… o sí, pues Todo va bien va mejorando y superándose a sí misma en la complicada franja del access prime-time.
Pues qué bien. Yo en verano no me he perdido un capítulo…