No, no se han vuelto locos y ahora son amiguitos del alma y buscan la unión para ser más fuertes, que es algo que ya nos gustaría a los que desde fuera vemos con incomodidad las guerras públicas e intuimos las soterradas, pero podría parecerlo a la vista de la manera en que anoche, como tantas otras noches, se complementaron en el prime time para repartirse los espectadores de la forma más conveniente para todos.
Despreciando por completo las recomendaciones de la ministra Ana Mato, que hace unos meses pedía un adelanto del prime-time que permitiera a los españoles tener un sueño más largo y reparador, Antena 3 daba comienzo a Sin Identidad, su serie líder de los martes, apenas cinco minutos antes de las once de la noche, justo al terminar el muy interesante partido del mundial de fútbol que en Telecinco jugaban México y Brasil y que, con el empate a cero, mantuvo la tensión de la audiencia hasta el último momento.
De esta manera, seguidores de los partidos que también ven la serie, como es mi caso, no tuvimos ningún problema para hacer ambas cosas y he de reconocer que hasta agradecí el detalle, muy habitual por otra parte durante el resto del año, cuando TVE emite partidos de Champions que se montan sobre el inicio de las series de cualquier otra cadena y que también agradezco. Pese a que me resulte muy cómodo ver la televisión así, no dejo de ser consciente de que es una completa locura, que no tiene sentido que una serie empiece a las once de la noche, horario más que adecuado para que estemos pensando ya en recoger y acostarnos, más que en acomodarnos en el sofá a ver un contenidos que se alarga cerca de hora y media.
Entiendo también que es muy difícil para las cadenas afrontar este reto, en un país en el que el fútbol es literalmente devorado por la audiencia, donde no se puede competir, con nada, y el riesgo de perder a unos cientos de miles de espectadores en el intento es demasiado grande como para atreverse; no son solo los espectadores que se pierden en una jornada concreta, son los que se pueden llegar a perder en las sucesivas si permitimos que se desconecten de las tramas.
Existe una solución a medio camino entre emitir la serie a su hora y arriesgarse a perder espectadores, y hacerlo a las once de la noche y que la mitad se duerman por el camino: no estrenar episodio cuando la competencia es tan fuerte como para saber de antemano que no hay posibilidad de competir. Una opción viable pero ¿es la mejor para todos? Yo desde luego no voto por ella.
Así las cosas, y a la vista de los resultados de audiencia que hoy hemos conocido, trabajar «en equipo» es la opción que mejores resultados da, una que beneficia a todas las partes, una que, siendo bastante poco seria desde el punto de vista de la lógica del ser humano y sus necesidades vitales, que no son ni el fútbol ni las series, aunque a veces pudiera parecer lo contrario, resulta ser la que mejores resultados da y la que, en consecuencia, se seguirá utilizando, para bostezo de todos. Por cierto ¿hará lo mismo TVE esta noche con Masterchef?