Mucho se ha hablado en estos últimos años sobre la importancia de Twitter como elemento fundamental de una segunda pantalla que ha servido de enlace entre los espectadores, especialmente los más jóvenes, y ese modelo de entretenimiento que se predecía caduco que es la televisión lineal. Se han hecho estudios sobre cuales son los programas más susceptibles de ser tuiteados, se trata el share social como una métrica casi igual de importante que el propio share y las cadenas se esmeran por crear y fomentar el uso de hashtags asociados a cada programa o segmento para incitar a los espectadores a seguir viendo el programa y llamar a los que aún no lo están viendo.
La fuerza con la que twitter ha irrumpido en nuestras vidas no ha pasado por alto la televisión y son muchos los analistas, más o menos científicos, los que afirman que de no ser por herramientas de conversación en tiempo real como esta, la televisión lineal habría sufrido un descalabro que hoy por hoy está lejos de existir, con datos récord de consumo de televisión. La relación entre uno y otro parecía obvia y el principal elemento de discusión era si twitter había dado nueva vida a la televisión o si, por el contrario, era la televisión la que había dotado de sentido a estas aplicaciones.
Hasta que llegó Alan Wurtzel, jefe de investigación de NBC, para echar por tierra todas estas elucubraciones y afirmar que ni lo uno ni lo otro, que la televisión está muy sana por si misma y que nada tienen que agradecer las audiencias al pajarito azul, ni a nada que se le parezca, afirmaciones que chocan frontalmente con estudios llevados a cabo por Fox, en los que se encuentra una potente relación entre el visionado de ciertos tuits y la sintonización del programa al que se refieren, otros de Symphony Advanced Media que indican que estar siguiendo un programa de televisión mientras se tuitea reduce la tentación de cambiar de canal o incluso datos de Nielsen que relacionan el incremento de audiencias entre temporadas de un mismo show, la inversión en publicidad y la actividad en twitter.
Parece que los datos contradicen a Wurtzel y que no son pocos, hasta el punto de que el propio CEO de NBC ha tenido que salir al paso de su jefe de investigación para afirmar que están trabajando en alimentar esa relación, que la consideran positiva y que tienen pruebas sobre la mesa de que ese círculo virtuoso creado en torno a comentarios en redes sociales y audiencia es algo a tener en cuenta y a fomentar. ¿Qué mosca le habrá picado a Wurtzel? ¿Sabe él algo que los demás desconocemos? ¿Por qué llega al extremo de mencionar el famoso cuento del traje del emperador como queriendo decir que la relación entre twitter y el incremento de audiencias es una farsa en la que todos están implicados? Me llama muchísimo la atención y desde luego, como usuaria activa de ambas cosas, y sin necesidad de acceder a datos estadísticos, creo que no es ninguna tontería pensar que el beneficio es evidente.
Imagen: Reiniciado
Pero si los datos dicen eso…
Le tengo mucho respeto a los que se aferran a la empiria. Es positivo, sí. Pero no hay que dar por válidas hipótesis sin contrastarlas.
¿Y si fuera cierto?