Afortunadamente, no pasa con tanta frecuencia como cabría esperar si tenemos en cuenta el volumen de programación pregrabada que emiten las televisiones y la cantidad de personas que fallecen a diario, bien por causas derivadas de una enfermedad, de trágicos accidentes o inesperadamente y sin embargo, cuando ocurre, nos deja esa extraña sensación en la que no sabemos bien qué sentir, si abrazar el recuerdo de quién pasó por nuestras vidas o las de otros o dando la espalda al dolor y haciendo como si no hubiera pasado nada.
Acaba de ocurrir en La Voz Kids, un programa grabado hace ya meses en el que una serie de niños encantadores y llenos de talento llenan de música y ternura las casas de más de cinco millones de espectadores cada jueves. Una de sus participantes, enferma de cáncer ya cuando se presentó al concurso, fallecía ayer, cuando la cadena aún no había emitido su competición en las batallas, enfrentamiento reservado para este mismo jueves. Y así, junto al dolor de todos quienes la han conocido y de quienes, sin haberla visto jamás, sienten un pinchazo en el corazón con una pérdida tan prematura, toca asumir la gestión empresarial y decidir qué se hace con el programa del jueves.
Las opiniones de implicados, espectadores, e incluso ajenos al concurso, son dispares y haga lo que haga finalmente Telecinco, no serán poca las críticas que reciba, aunque intuyo que serán muchas más las que sume la decisión de emitir la participación de la pequeña Iraila que si optan por eliminar esa batalla y dar paso a la siguiente ronda directamente, donde intuyo no estaba clasificada. Pese a parecer la decisión más lógica, no son pocos tampoco los que ya critican la ausencia de noticias al respecto, la intriga generada por la cadena al no haber comunicado una decisión y la audiencia que, según ellos, pretenden cosechar con este acto luctuoso, tanto si se emiten las imágenes como si no se hace.
En medio de la confusión, Mediaset emitía ayer un comunicado en el que informaban que tanto ellos como la productora, Boomerang TV, partían hacia Valencia con el fin de asistir al funeral de la pequeña, mostrar sus condolencias a la familia y consultar sus deseos de cara a la emisión del programa. Esos padres sumidos en el dolor de la pérdida de su hija son los que tienen la última palabra y esa es la mejor decisión que la cadena puede tomar: escuchar sus ideas al respecto, no intervenir y acatar su decisión, sea esta cual sea. Si toca ponerse a reeditar en el último momento, pues a reeditar. Si solo hay que sobreimpresionar un mensaje de condolencia y recuerdo al principio y final del programa, pues también. Pero que sea lo que esos padres quieren y que nadie tenga que venir a enmendarles la plana después.
No tengo duda alguna de que, desde un principio, a la cadena no se le ha pasado por la cabeza otra cosa que no sea consultar a la familia y hacer lo que ellos pidan, principalmente por sentido común y humanidad, pero también por propia protección, por poder justificar cualquier decisión con el aval de la familia, con su beneplácito, con la seguridad de que eso que se ha hecho es lo que una familia puede soportar ahora y quiere dejar como legado.
Y así será. Hace apenas un par de horas, Mediaset ha emitido un nuevo comunicado en el que informa de que el programa se emitirá normalmente, incluyendo la presencia de la niña, por expreso deseo de sus padres. Si ellos deciden, los demás no tendremos nada que decir.
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