Es la cantinela habitual: que si la tele ha muerto, que si nos vamos cada vez más al consumo individualizado y no lineal, que si dentro de poco no habrá dos personas viendo lo mismo al mismo tiempo y no podremos hablar de tramas porque todo será considerado spoiler.
Y sin embargo, la noche de ayer lunes, con tres estrenos en antena, ninguno de ellos especialmente llamativo, acabó congregando frente a la emisión tradicional a más de 16 millones de espectadores, tres millones más de lo que suele ser habitual un lunes cualquiera. El dato es muy significativo y realmente llamativo, no solo por el incremento en el número de espectadores, también por lo repartido de la audiencia, que acabó convirtiendo todos los estrenos en un éxito.
Terminada la emisión de El tiempo entre costuras en Antena 3, había una importante masa de espectadores, alrededor de los cinco millones, que habían quedado huérfanas de contenido y la lucha por hacerse con ellos ha sido encarnizada. En la propia Antena 3 se estrenaba El corazón del océano, otro de los proyectos largamente guardados en un cajón que, a la espera de tiempos mejores en materia de inversión publicitaria, salía finalmente a la luz para aprovechar el tirón de Sira Quiroga y sus aventuras. Con un 17,3% de share y algo más de 3,400,000 espectadores, la serie de Globomedia basada también en una novela de éxito y plagada de caras conocidas de la pequeña y gran pantalla, ha sido muy mal recibida por la crítica, pero ha pasado el test de la audiencia con notable éxito (que le den a los críticos pensarán ellos, y no les faltará razón).
A por la audiencia masiva también se lanzaba TVE, con el estreno de la nueva edición de Mira quién baila, que además rescataba la figura de Jaime Cantizano como presentador. En una puesta en escena algo anticuada, Cantizano daba la talla en su tarea, aunque su papel terminara siendo bastante discreto. La selección de concursantes simplemente correcta, con la incorporación de Corina, la princesita de Cuatro que buscaba pareja y que entedemos TVE incluye en su plantel con la sana intención de arañar algo del público joven que en su momento siguió a la argentina, aunque tengo mis serias dudas de que las audiencias de uno y otro programa se crucen en algún momento. El resultado, casi tres millones de espectadores y un 15,3% de share, nada desdeñables tratándose de TVE, que últimamente tiene grandes dificultades para sacar adelante sus programas nuevos.
También ayer La Sexta tenía estreno, en este caso la nueva temporada de Pesadilla en la cocina, un programa que ha funcionado bastante bien pero que al mismo tiempo sufre un desgaste muy claro fruto del propio formato. Es además un programa que puede verse fácilmente en otro momento y que se emitía en un día nada habitual. Para mi sorpresa, mas de 2.700.000 personas estuvieron pendientes de Chicote, un 12,7% de share que supone otro gran dato de la noche, para el programa y la cadena en general.
Todos estos datos tan estupendos ya serían suficientes para dar la noche por bien aprovechada, pero es que además estaba Telecinco que, casi sin despeinarse, se convertía en líder de la jornada con un episodio más de La que se avecina que se llevaba al bote 3.989.000 espectadores anotando un 19,9% de share.
Mientras tanto, más de un millón de personas andaban viendo el fútbol en Cuatro, documentales en La 2 y los premios Feroz que se emitían en Paramount, donde apenas congregaron a 124.000 espectadores, que sin embargo fueron muy activos en redes sociales y lograron colocar unos cuantos trending topics a lo largo de la noche, entre ellos el nombre de su presentadora, una Alexandra Jiménez que fue lo más alabado de la gala.
Una noche para recordar en términos de retorno de la inversión para todas las cadenas, que se pueden dar por satisfechas y que, por primera vez en mucho tiempo, tienen motivos para presumir de verdad de su desempeño y no como esos otros días en los que uno ve claramente que hay éxitos y fracasos pero ellos se empeñan en lanzar notas de prensa contradictorias en las que todos ganan… siempre, en alguna franja estratégicamente buscada o, si no, en share social, el dato más socorrido de los últimos tiempos, uno en el que no importa si llegas a trending topic por ser un bodrio infumable.