Día de locos el de anoche en el prime time para intentar seguir todos los estrenos de la jornada en lo que parece ser un trepidante comienzo de temporada, y eso que algunos aún están tímidamente asomando la patita.
La principal apuesta, por la cadena en que se emitía y por la expectación que genera siempre Julia Otero, era Ciudadanos en Antena 3, un programa de formato inclasificable, a medio camino entre el informativo y el debate social que en principio contará solo con dos entregas. No es santo de mi devoción, pero nadie puede negar que si algo tiene Julia Otero son tablas y credibilidad (y fans entre los críticos) y eso es muy importante a la hora de conducir un programa de estas características. La acogida no ha podido ser mejor y, aunque se ha quedado algo corto de audiencia, apenas un 9,6%, todo el mundo ha alabado la presencia de caras nuevas entre los expertos analistas y ciudadanos de verdad, que saben expresarse y razonar, mostrando la otra cara de la realidad y plantando batalla a las cifras oficiales.
Ciudadanos no es un programa destinado a crecer mucho en audiencia, que a esas horas prefiere ver otro tipo de contenido más relajante, como Hay una cosa que te quiero decir en Telecinco, que se llevaba los mejores datos de la noche, pero sí es una apuesta por algo diferente que aporta mucho más que mero entretenimiento. Es un programa que cumple una función social, como ayer reclamaban algunos, que tiene ritmo y no da lecciones a la audiencia. Si se decide seguir con el programa más allá de esa segunda entrega prevista, solo pediría una cosa: que sea en directo, pues es inevitable que este tipo de programas con numerosas y desordenadas intervenciones de los participantes, resulte algo abrupto cuando la tijera del editor se ve obligada a cumplir con una duración preestablecida.
Compitiendo por convertirse en el mejor estreno del día, la nueva entrega de ¿Quién quiere casarse con mi hijo? que, al parecer, viene más cargada de trospidez que nunca. No habiendo podido ver ni un minuto del programa, me bastaba con seguir los comentarios en twitter para saber que el casting sigue siendo excelente y que la edición sigue siendo magistral, por no hablar de la selección musical, que tuvo su punto álgido en una mención a un sobre que vino acompañada por la música de campaña del Partido Popular, otro ejemplo más de la capacidad del programa para hacer reír sin tomarse nada en serio y sin herir a nadie. QQCCMH no es un programa para todos los públicos pero, quienes lo ven, disfrutan de una noche de risa e incredulidad como pocas.
Por último y no menos publicitado, pese a ser un programa de la casi olvidada por los críticos (y espectadores) TVE, se estrenaba Código Emprende, un concurso de talentos presentado por otro solvente del medio, Juan Ramón Lucas, que en este caso busca ayudar a jóvenes emprendedores a sacar su idea de negocio adelante por medio de expertos asesores y un entrenamiento adecuado. No me convenció el formato y las ideas me parecieron bastante pobres, casi como si el planteamiento fuera vamos a salir adelante porque salimos en la tele y no porque tengamos una idea innovadora o una fórmula nueva para sacar adelante un proyecto conocido. Desde luego, como confíen en esto van apañados, porque la audiencia fue muy pobre (apenas 728,000 espectadores). Este tipo de programas tiene en su episodio presentación su primer gran handicap, pues es complicado hacerlo atractivo, algo que La Voz entendió muy bien y convirtió en su principal baza para triunfar. Es por esto que intentaré seguir echándole un vistazo para ver su evolución, confiando que el avance de los concursantes sea también el del programa y sus datos de audiencia.
Estrenos, regresos, solidez y trospidez, juntos en una semana que aún tiene pendiente novedades pero que no dará el pistoletazo total a la guerra entre cadenas hasta el próximo lunes, con todos los platos fuertes sobre la mesa. Y hoy ¿amaremos a Tamara?
Chica, yo no me perdería el episodio 1 de Quién quiere… porque fue superior. Repleto de frases para la posteridad, de personajes inauditos, de actores que parecen sacados de un sainete, de oropeles de cutrelux pero, como siempre, lo mejor es la producción y el montaje que nos regala Cuatro. No paramos de reír y de alucinar en dos horas. Luján estaba radiante. En esta edición las protagonistas van a ser las aspirantes, las torrotróspidas: una colección de elementos completamente disfuncionales, exageradas hasta la parodia, con bien de planchas japonesas, tetas operadas, bailes y canciones, sexo duro, y kilos de maquillaje Deliplus. Las gemelas: «Nozotrah, nozotrah… zomoh catetah!» Una: «Yo, yo, yo, yo, yo… tengo la EZO». Otra: «Sólo tengo 19 años (aparentaba 25) pero he vivido tanto y me han pasado tantas cosas…» «¿Qué cosas te han pasado?» Se apunta un labio «Aquí me salió un herpes». Programa imprescindible, absurdo y divertidísimo, una tormenta de WTFs uno tras otro, a cual mayor. No hay ningún desperdicio.