La noticia ayer sobre el fichaje de Nacho Abad, habitual colaborador de El programa de Ana Rosa, por Antena 3 para formar parte de Espejo Público y posiblemente tener un programa propio en la cadena, ha sido toda una sorpresa y, pese a no tratarse de una gran estrella de la pantalla, su cambio de equipo podría equipararse al fichaje de un futbolista del Barcelona por el Real Madrid.
Igual que en la competición futbolística, a punto de empezar la nueva temporada, Atresmedia, en constante pelea con Mediaset en todas las franjas, pero especialmente virulentos en la mañana, donde se han escenificado peleas muy feas entre reporteros y presentadoras, «roba» a una de las figuras más reconocidas del magazine de Ana Rosa para reforzar su atención a la información criminal y luctuosa, una inequívoca y triste señal de por dónde creen atraer a gran parte de su audiencia.
El fichaje de Nacho Abad es bueno para Susanna Griso porque añade un activo a su programa y porque debilita al rival, quizá no tanto por lo que pueda aportar en pantalla, dónde estoy segura de que un cambio así no supondrá una importante fuga de espectadores, como por los contactos que haya cultivado a lo largo de los años y el acceso a primicias e información reservada de algunos casos que puedan conseguir con su contratación.
Para Nacho Abad, lógicamente supone un incremento de su sueldo, un aumento de su prestigio al considerarse como fichaje estrella y, si finalmente puede hacer un programa propio, un avance profesional indiscutible. Otra cosa es que termine pasándole como a Gloria Serra, que cumpliendo todos estos requisitos, ha terminado pasando sin pena ni gloria (nunca mejor dicho) por la parrilla de La Sexta, eso sí, con un buen programa que posiblemente a ella como periodista le aporte más que ser el Pepito Grillo de Jordi González en La Noria.
Estos cambios de escenario tan radicales son muy complicados para quienes los protagonizan, que saben que el medio televisivo supone un grave riesgo por la volatilidad de la fama y la aceptación de la audiencia y, sobre todo, porque con los pocos actores del sector, un paso de estas características nunca tiene vuelta atrás. Pese a que todo jefe ha de comprender que una mejora en las condiciones salariales y en el tipo de proyectos es una aspiración de cualquier trabajador, el hecho de no poder igualar o superar la oferta no es motivo suficiente para que admitan de buen grado que uno de los niños de mamá se marche a la competencia.
¿Acabarán Ana Rosa y Susanna tirándose de los pelos?
Lo de Gloria Serra sea tal vez uno de los pocos ejemplos en que el protagonista ha salido profesionalmente ganando, la verdad. Hay tantos ejemplos de fichajes de relumbrón que llegan a programas estrella y se pegan tales patinazos que desaparecen del mapa, que yo si fuera ella estaría como si me hubiera tocado la lotería.