Esta serie británica de la BBC es una de esas producciones de las que todo el mundo queda prendado en apenas dos episodios. Todas las críticas que he leído son positivas y su visionado deja claro por qué. Con apenas seis episodios en su primera temporada, logró conquistar a la audiencia británica, a la crítica allí dónde se ha mostrado y ahora lo intentará en Telecinco, donde se estrenará este domingo a las 16:00, con doble episodio y enmarcada en una acción global de todos los canales de Mediaset en torno a la maternidad.
Llama a la comadrona es la historia de una chica de familia acomodada en el Londres de los años 50 que, tras formarse para ayudar a los bebés a venir al mundo, deberá enfrentarse a una realidad para ella desconocida, la de la pobreza, la prostitución y las familias numerosas descontroladas. Pese a ello, lejos de mostrarse como un drama, la serie es un canto a la maternidad, a la mujer, al amor por los hijos y la vida, todo ello desde un punto costumbrista como solo los ingleses saben retratar.
Sin profundizar en las historias personales de las protagonistas, en tan solo dos episodios la serie logra retratar a cada una de ellas de forma deliciosa, con apenas tres frases de presentación y su comportamiento a lo largo de la historia. Al mismo tiempo, se analiza la sociedad británica de mediados del siglo pasado, con una visión muy positiva de la labor de la iglesia como apoyo a las familias más desfavorecidas y sus contradicciones cuando entran en juego decisiones presuntamente tomadas por el bien de los más pequeños. Junto a ello, la evolución de un sistema de sanidad pública del que los británicos se sienten muy orgullosos, como ya pudimos ver en la ceremonia de inauguración de los juegos olímpicos este pasado verano, en la que se rindió homenaje a las enfermeras que durante años, como estas que protagonizan la serie, recorrieron las calles de Londres y se privaron de horas de sueno por sacar adelante a sus conciudadanos.
Una visión de la sociedad de hace más de cincuenta años que es también una llamada de atención a la sociedad actual, no solo por la reivindicación de esos servicios sanitarios, de esa sociedad de bienestar que tanto nos ha costado conseguir, una sociedad que se mudaba allí dónde hubiera trabajo, donde las mujeres de 40 años eran unas ancianas pero podían quedarse embarazadas, donde las monjas eran sabias y destilaban ese típico humor británico, tan ácido. En cada escena de Llama a la comadrona hay un mensaje extrapolable a la sociedad de hoy en día, quizá de forma absolutamente inintencionada, quizá solo en la mente de algún espectador como yo.
Esta noche un avance en todos los canales de Mediaset, a partir del domingo, dos episodios que merece la pena ver. Demostremos como espectadores que merecemos que las cadenas nos traigan productos así.
Flojita, he vidsto un par de episodios y me ha parecido realmente flojita, muchas buenas intenciones, mucho monja abnegada, mucha moralina y ñoñeria y poco más, una pena de escenario y trasfondo histórico del Londres de Postguerra totalmente desaprovechado