¿Por qué nos gusta Sálvame? A quien le guste claro…
Esta es una pregunta muy sencilla de contestar y, al mismo tiempo, complicada, pues cada cual tendrá sus motivos para ver el programa, que serán tan numerosos como espectadores haya. Sin embargo, hay un elemento común que nos une a todos y que no podemos evitar: somos de naturaleza cotilla.
Sí, sí, sí, una persona que ve un programa comunmente conocido como «de cotilleo» y se divierte o entretiene con ello, es un poco cotilla. Pero ojo, que esto no tiene por que ser una mala cosa, de ello viven la mayor parte de las series y todos los seriales, del interés, más o menos bien alimentado, que provoca en el espectador la vida privada de los protagonistas de las ficciones, nada más. Si nos lo visten de «basado en hechos reales» la cosa ademas recibe una patina de tremendismo que inevitablemente nos engancha y, si nos lo venden como real, real, caso Sálvame, ya nos entregamos a la causa como el mas aburrido de los vecinos del portal.
Pero la cosa no se queda ahí y puede escalar todavía más, la cosa puede ser real y ademas implicar contenidos sexuales de alto voltaje, puede tener políticos elegidos democráticamente con la confianza de sus electores, concejales sin escrúpulos, algún torpe por medio y politicos de distinto color luchando por ser los más decentes del pueblo. Entonces la cuestión alcanza niveles de alarma social y lo que nunca debió pasar de un cotilleo se eleva a noticia de informativos nacional, a portada de los mismos y a ocupar más minutos que la tristemente famosa ya prima de riesgo. Pero, como en lugar de contarlo María Patiño o Jorge Javier Vázquez mientras comen una magdalena casera, nos lo transmiten Matías Prats o Marta Jaumandreu, vestidos elegantemente y frente a un ordenador, nos lo tomamos de otra manera y nos creemos que es distinto. Pero no, es exactamente lo mismo: puro y genuino cotilleo, tan humano y viejo como las relaciones sexuales.
¡Olé! Estoy totalmente de acuerdo con lo que dices. Las cosas son lo que son, independientemente de quién las cuente y cómo.