Aburrida, aburridísima la ceremonia de clausura de los JJOO, pese a que la cosa prometía con ese anunciado homenaje a la música británica, plagada de grandes éxitos y estrellas que, pese a su presencia, no lograron hilar un espectáculo coherente y atractivo.
Es complicado hacer una retransmisión televisiva de más de tres horas y gustar a todo el mundo, es complicado lo miremos por donde lo miremos: si los comentaristas hablan mucho, porque interrumpen y dicen cosas sin valor añadido, si están callados, porque no nos enteramos de qué significa lo que está ocurriendo, esas metáforas que realmente solo entienden quienes las plantean. Para el realizador, si hace demasiados planos generales, porque no vemos a los artistas, si se limita a los planos cortos, que no vemos la magnificencia del conjunto. Y así, detalle a detalle, todo es criticable y nunca está hecho a gusto de todos los espectadores que, desde que comentamos por twitter, somos implacables.
Lo peor de este tipo de ceremonias como espectáculo televisivo es la necesidad protocolaria de introducir elementos que rompen el ritmo se hagan como se hagan, desde la salida de los deportistas, mucho más rápida que en la ceremonia de inauguración, pero lenta televisvamente hablando, hasta los discursos protocolarios, incluso la entrega de medallas de la maratón, tradicionalmente reservada para esta ceremonia. Como también ocurre con galas de entrega de premios, la propia disposición de los elementos que conforman el evento hace de esta una sucesión de altibajos difícilmente superable y hace que la única manera de ver este espectáculo animadamente sea una vez grabado y pasando de largo los momentos más aburridos.
Eso mismo debió pensar la NBC cuando decidió ofrecer las galas en diferido a los espectadores norteamericanos, no solo para captar la atención del prime time, tambien para eliminar minutos innecesarios que son una clara llamada a cambiar de canal. Lo malo de estas prácticas es que a veces se recorta en exceso, que lo habitual es que se vayan largas con respecto a la duración originalmente planteada y así, si quieres aprovechar el tirón para estrenar una nueva comedia, te veas obligado a recortar discursos y momentos vacíos, pero también actuaciones musicales que, a poco informado que esté el espectador, resultan ser los más comentados y atractivos del espectáculo.
Así, la NBC ofreció a sus espectadores una versión recortada de la gala de clausura en la que no aparecía The Who, que dejaba su espacio en la parrilla a Animal Practice, una nueva comedia de la cadena que muchos espectadores guardarán en su memoria con rencor por esta mala planificación de su estreno. Podrían haber recortado la gala por varios sitios, pero en la NBC optaron por hacerlo directamente en el final. Para los malpensados como yo, que la banda interpretara la música que lleva la cabecera de CSI (emitida en la cadena rival CBS) puede no haber sido una casualidad.
Pasarán los años, la televisión cambiará, nos seguiremos quejando y ampliaremos nuestras críticas en todas las redes sociales que vayan surgiendo pero, lo que sí es cierto, es que este tipo de eventos, aunque nos duerman, son para ver en directo, con sus altibajos, con sus momentos apasionantes, con sus momentos de tensión, con sus momentos muermo… que no nos los quiten.
Vivo en Inglaterra y aquí la ceremonia ha gustado mucho (en general), y tengo que decir que a mí tambien. Aparte de que era una gala por y para los ingleses, lo cual obviamente ayuda, me da la sensación que la retransmisión en TVE debió de ser realmente mala, y solo veo comentarios negativos por parte de la gente que vio la ceremonia en España.
Ah! Quizás otra diferencia relevante sea que la retransmisión por la BBC los comentaristas casi no hablaron y dejaron escuchar la música 🙂