Ayer fallecía, a los 75 años de edad, José Luis Uribarri, uno de los profesionales más conocidos de la televisión española para muchas generaciones que ya peinan canas y que han podido disfrutar de su profesionalidad y buen hacer durante décadas como algo más que la voz de Eurovisión.
Para muchos jóvenes, sin embargo, Uribarri era tan solo un personaje más del movimiento eurovisivo, ese peculiar locutor que no solo amenizaba la retransmisión del evento año tras año, sino que apuntaba maneras como pitoniso en la fase de votaciones, una simple anécdota en alguien que ha vivido el certámen año tras año, pero una seña de identidad de sus colaboraciones en este programa que hará que le recordemos para siempre con cariño y que hará que le echemos mucho de menos en próximas entregas eurovisivas, como ya ocurrió este año con su sustitución por otro grande de la televisión, José María Íñigo.
Esta vida televisiva, tan ligada a la historia del concurso musical, hace que olvidemos que también pasó por los informativos de TVE o por el conocidísimo programa musical Aplauso, otro de los programas de culto de la televisión de los 70 y 80. Esta amplia trayectoria en distintos programas de radio y televisión le hizo ganar varios reconocimientos en forma de premio, como una Antena de Oro en 1962, un premio Ondas en 1966 y el reconocimiento a toda una vida en 2001, un orgullo para un medio en el que este tipo de premios muchas veces no se entregan hasta que uno ha desaparecido o está gravemente enfermo.
La carrera y personalidad de José Luis Uribarri, tan ligadas a la televisión, tan difícilmente abstraibles del universo catódico, han sido una lección de periodismo y profesionalidad hasta sus últimos días, en este caso por causas ajenas a su desempeño, pero muy ligadas a la televisión de la que todo el mundo habla. Sin quererlo, Uribarri protagonizaba hace varios días, al ingresar de urgencia en el hospital Montepríncipe de Madrid, una serie de acontecimientos que apenas 48 horas antes había retratado magistralmente Aaron Sorkin en su serie The Newsroom, que se emite en HBO y que, semana a semana, da interesantes lecciones de periodismo. En la serie, se trataba el tema del tiroteo que en 2011 dejaba herida casi de muerte a la senadora Gabrielle Giffords y que muchos de los principales medios estadounidenses dieron muerta en su carrera por ser los primeros en informar. De haber visto el episodio a tiempo, posiblemente muchos de los más importantes medios españoles que hicieron lo mismo en la noche del pasado miércoles no se hubieran precipitado informando de la muerte del presentador.
Televisivo hasta el final, si hay un presentador de televisión que durante mucho tiempo echaremos de menos como mínimo una vez al año, ese será José Luis Uribarri.
Post originalmente publicado en Generación Young.