Hace mucho tiempo ya que los medios se revuelven contra los partidos políticos por el hecho de hacer ruedas de prensa en las que no están permitidas las preguntas. Existe incluso un hashtag #sinpreguntasnohaycobertura que vemos con frecuencia cuando seguimos la actividad tuitera y, sin embargo, yo no he dejado de ver las declaraciones de unos y otros en televisión.
La nueva polémica en torno a este asunto atañe al envío por parte de los partidos de compactados de audio y vídeo con las declaraciones que ellos consideran más relevantes de sus líderes, ejerciendo un papel que los medios consideran propagandístico y que debe ser despreciado y afeado como reivindicación de una profesión, la periodística que, en mi opinión, pierde prestigio y consideración ciudadana al mismo ritmo que la política.
En campaña política he mos visto como la realización de las imágenes de los mítines venía dada por los partidos y así lo hacían constar la mayor parte de los informativos. Lo que no he logrado saber es si estaba prohibido el acceso de los medios, si esto realmente puede hacerse.
La única manera de luchar contra estas «injerencias» de los departamentos de comunicación de los distintos partidos en el mundo de la información es con el boicot, ese que pregona el mencionado hashtag tuitero y que pocas veces ha tenido un efecto real, al menos desde el punto de vista de los espectadores ¿por la propia insolidaridad de los periodistas? ¿Habrá siempre alguno que se quede en la sala de prensa?. Incluso si todos se levantaran y optaran por no volver hasta que las cosas cambien, tengo mis dudas sobre los efectos que provocaría.
Y es que tengo la impresión de que la televisión (como el resto de medios) no se enfrenta aquí a un caso claro de «tú me necesitas a mí tanto como yo a ti» con el que puedan realmente intimidar a los políticos que no quieran responder preguntas o a los partidos que no admitan sus cámaras en los centros de prensa. Al contrario que los artistas, los ciudadanos reivindicativos o incluso los deportistas, cuyo éxito radica en buena parte en la consecución de exposición mediática, los políticos pueden necesitarla cuando están en campaña pero, el resto del año, cuanto menos atosigados se sientan, mucho mejor para ellos, que no deberán rendir cuentas ante periodistas incisivos o situaciones de difícil respuesta. Si los periodistas les dan plantón ¿no se sentirían como si se hubieran quitado un peso de encima?.
¿Cómo luchar entonces contra esta situación? Lo de las preguntas no permitidas tiene difícil solución cuando una de las partes no está dispuesta a solucionarlo y realmente me parece la única cuestión absurda y preocupante para los periodistas, a quienes no se permite ejercer su trabajo en toda su extensión. La segunda, la del envío de materiales directamente de la fuente, no la veo tan problemática: si no hay preguntas, no hay situaciones complicadas, si no se dan estas situaciones, las declaraciones recogidas por las cámaras de partido serán las mismas que las que pueda recoger un cámara de una cadena y luego, siempre está la capacidad del redactor para elaborar un buen guión que pueda solventar los posible agujeros informativos. Al fin y al cabo ¿no es eso lo que hacen en todas las tertulias políticas, donde los colaboradores hacen interpretaciones diversas de aquello que los políticos dicen o hacen en función de sus más subjetivas y, en ocasiones, delirantes convicciones personales? En prensa tampoco hay imágenes y no por ello la calidad de sus informaciones es menor, luego el hecho de emitir o no un determinado vídeo no es un condicionante a la hora de ser veraces y estos pueden obviarse o editarse ‘ad-hoc’ para ilustrar la información.
Existe aún otra derivada a este problema de comunicación entre políticos y periodistas: suponiendo que se ejerciera el recurso al pataleo y un merecido vacío a quienes solo utilizan la prensa para contar lo que les conviene ¿cual sería el papel de las televisiones públicas? Si su función es claramente la pública ¿debería prevalecer el derecho de los periodistas a dar la información como ellos consideran que la del ciudadano a saber qué han dicho sus gobernantes en sus propias palabras? Difícil equilibrio, la verdad, no querría yo tener que estar en la circunstancia de tomar una decisión.
En cualquier caso y nos pongamos como nos pongamos, creo que la prensa tiene aquí muchas más opciones que los políticos, creo que son los terceros quienes tienen ganada la batalla por la información, incluso en los tiempos de internet en que los partidos pueden sacar sus propias publicaciones sin necesidad de recurrir a nadie. Centrar la polémica en si las imágenes las hace uno o se las dan hechas me parece un detalle más de forma que de fondo de la cuestión, especialmente cuando eres el dueño «del altavoz y de la pantalla».
Corren malos tiempos para la política y para el periodismo, corren malos tiempos para todos.
En el tema responsabilidades echo en falta a los consumidores… tanto de productos periodísticos como políticos. Y ahí fallamos mucho también.
Por otra parte lo de los «malos tiempos para todos» diría que es aplicable a la… «industria» o «instituciones». Yo que leo Politikon (por poner un ejemplo) no tengo la sensación de que estás cuestiones afecten demasiado.
Saludos.