Me da muchísima pena lo que está pasando en TVE. Entiendo que el problema de los recortes de presupuesto es grave y que realmente hay muchos más sitios donde es fundamental mantener los recursos que en una televisión pública cuya existencia obligatoria yo siempre he puesto en cuestión, pero eso no significa que ver cómo se deshace en mil pedazos no resulte terrible.
En qué momento se decidió retirar la publicidad de la cadena con la que nos venía encima, es un misterio que no logro comprender y, si no fuera porque no creo en la maldad innata de los políticos, sino simplemente en su torpeza, juraría que esto no ha sido más que un habilidoso recurso para hacer quedar al PP como el partido que acabó con la televisión pública española.
Mientras unos nos lamentamos por no poder ver los programas que nos gustan, otros ven como sus presupuestos se van al garete, sus previsiones de ingresos se paralizan y no queda otro remedio que salir de nuevo a la calle a buscarse la vida, a sabiendas que una menor demanda solo puede derivar en unos menores ingresos por los programas que se producen, tanto por el hecho de producir menos, como por lo que las cadenas restantes están dispuestas a ofrecer, conscientes de la necesidad de trabajar de las productoras. Es la ley cruel de la oferta y la demanda.
Pero el problema es aún peor cuando se pasa de la oferta a la baja a la parálisis, cuando productoras como Bambú o Ganga no saben si podrán seguir con Gran Reserva y Cuéntame en otra cadena o deberán parar y cerrar la producción porque, simplemente, no hay noticias. Ahí está José Mota también, que estos días es noticia por estar buscándose las lentejas en Telecinco, mientras se valora si su Hora permanecerá en la cadena pública o desaparecerá para siempre.
La situación es insostenible y se impone tomar medidas inmediatas, para bien o para mal. Aunque las cadenas privadas no lo avalen, a mí se me ocurre una muy clara: que vuelva la publicidad YA, aunque solo sea en el prime-time que es, sin duda alguna, la franja que se está viendo más afectada por esta incapacidad de tomar una decisión. Mucho me temo que nadie va a dar el paso.
Hombre, no creo que fuera una maniobra conspirativa contra el PP. Yo creo que fue más bien una «idea feliz» del idealista ZP, que mataba varios pájaros de un tiro: contentaba a las privadas, atraía audiencia para TVE… un elemento más de la burbuja en la que vivimos peligrosamente.
Ahora, me hace una gracia que Juanra Lucas presuma en twitter de los éxitos de la RTVE de Santiago González… nos ha jodido, disparando con la pólvora del rey. Sí me parece que la programación de RNE ha sido coherente, pero lo de TVE tiene tela, que si la Champions, que si la publicidad…