Ayer tocaba plancha y, cuando una está en modo maruja de su casa, hay que hacerlo con todas las consecuencias, lo que significa enchufarse una buena dosis de Sálvame y ponerse al día de todas las miserias de sus colaboradores (porque esto antes iba de contar las miserias de los famosillos de turno, pero hace tiempo ya que se convirtió en programa autoreferente de primera magnitud).
Nada más comenzar el programa, vemos a un furibundo David Bustamante poner de vuelta y media a una fotógrafa que, según parece, hacía guardia en la puerta de casa de sus padres (los del cantante, se entiende). Hace tiempo que Bustamante no protagoniza imágenes ni altercados de estas características, por lo que llamaba la atención verle en esta situación, hasta que una se acuerda de un pequeño detalle y todo encaja. Bustamante forma parte del jurado del programa El número 1, apuesta por el formato de concurso musical que Antena 3 estrena el próximo lunes y contra el que Mediaset está lanzando toda su artillería desde hace un par de semanas, en un ejercicio de contraprogramación tan molesto para el espectador como lícito en la batalla por la audiencia. Pero una cosa es contraprogramar y otra sacar trapos sucios de los profesionales que trabajan en la competencia.
Evidentemente, a nadie podemos culpar de su salida de tono que no sea al propio cantante. Nadie le ha obligado a montar el número y muchos tiros pegados tiene ya como para saber que algo así daría mucho qué hablar, máxime si estás a punto de protagonizar un nuevo estreno en televisión. Sin embargo, utilizarlo como noticia de apertura del programa y dedicarle cerca de una hora, suena ya a regodeo y queda mal o, cuando menos, sospechoso.
Mi sorpresa esta mañana ha sido comprobar cómo no soy la única a la que ha llamado la atención este ataque ‘ad-hominem’ y cómo los blogs de televisión se han llenado de comentarios destacando lo poco elegante del asunto y convirtiendo un hecho que en cualquier otro momento habría pasado desapercibido, en una gran publicidad del programa de Antena 3, todo lo contrario de lo que podríamos pensar se buscaba. Se ha convertido así al villano que tiene una salida de tono en víctima de una campaña orquestada para desgastar.
Ojo que no estoy diciendo que esto haya ocurrido de forma deliberada, pues insisto en que nadie ha obligado a Bustamante a ponerse chulito y, precisamente él, debería ser el primero en controlar su mal genio (justificado, seguramente) cuando está a punto de estrenar programa y su imagen es importante porque es la imagen del programa y de la cadena que le contrata. Lo interesante de la situación es ver como algunos programas están bajo sospecha y cualquier cosa que hagan puede ya volverse en su contra con gran facilidad, haciendo que, en este caso, lo que era una noticia que beneficiaba a unos y afeaba la conducta de otros, se haya dado la vuelta completamente para convertirse en deliberada o aprovechada campaña de desprestigio que no hace sino poner en el mapa el programa de Antena 3 y el miedo que aparentemente tiene Telecinco a que prospere en una noche tradicionalmente suya (dejando a TVE fuera de la ecuación).
Los profesionales y programas de televisión construyen su reputación a base de declaraciones, éxitos, fracasos, comportamientos que evolucionan o se estancan; todo queda, nada se olvida y tanto aquellas cosas que se hacen como las que los medios o espectadores comentan, comparten e incluso inventan, ayudan a crear una imagen que puede ayudarles a crecer y ser relevantes, pero que debe seguirse muy de cerca. Es imprescindible que los responsables de los programas estén muy atentos a lo que se percibe de ellos, por mucho que puedan considerarlo injusto o incierto, y medir hasta qué punto sus actos van a ser percibidos como ellos los cuentan o como ese bagaje acumulado los presenta. Lo que tradicionalmente funciona, un día puede dar una bofetada inesperada y convertir un regalo del azar en una manzana envenenada.
Y si El Número 1 fuera en directo (al menos la primera gala) habría morbo por ver que diría Busta, pero como está grabada de hace un mes, pierde la «gracia». Si le echas un vistazo a las imágenes, puedes llegar a pensar que no le queda mucha vida a El Número 1, y eso que aún no se ha estrenado…